• Catwm

Versiones analizadas

Versión 0.3, del autor original, aparecida en julio de 2010.
Versión 0.5, cuyos últimos cambios datan de junio de 2015.

Página oficial

Estado actual

¿Abandonado? Desde 2015 no ha habido más actividad en su repositorio en Github. No se trata de un gestor completamente desconocido, de todos modos: cuenta con un reducido público, probablemente la gente de gustos más austeros, y además algunos sistemas —Arch Linux, por ejemplo— lo ofrecen para descargar de sus repositorios.

Características resumidas

Esc. Virt. Menús Temas Flotantes Títulos B. de estado Manejo
No No No No No 1 Dinámico

1 No se incluye, en efecto, ninguna; pero los mosaicos pueden dejar un espacio libre en el borde inferior de la pantalla para que el usuario cargue un panel a su elección.

Descripción


Captura de Catwm

Dos ventanas —el explorador de archivos XFE , y una terminal— se reparten el escritorio. La que posee el foco aparece resaltada con un borde de color rojo... Y así es Catwm, no esperéis más.


Catwm, el Cute And Tiny Window Manager, es un gestor de ventanas de mosaico derivado del conocido Dwm. Creado en 2010 por un tal Julien Rinaldini (Pyknite) . Su desarrollo se interrumpió varios años, en un estado aún primitivo, hasta que otro autor retomó el trabajo en 2014. De intención minimalista, uno de sus objetivos es no sobrepasar nunca las mil líneas de código —exactamente la mitad del límite propuesto por Dwm—.

La premisa fundamental de este tipo de gestores es que las ventanas no se superpongan ni se estorben unas a otras, sino que queden todas desplegadas al mismo tiempo en una cuadrícula, repartiéndose todo el espacio de la pantalla. Se supone que con esto el usuario queda libre del engorroso trámite de ir situándolas una por una con el ratón, como se hace en los escritorios convencionales. Las implementaciones de esta idea, claro, varían en sus pormenores, y por eso existen tantas.

Catwm, como su progenitor, es un gestor dinámico: los mosaicos se van componiendo de forma automática a partir de unas pautas fijas, con escasa intervención del usuario. Estos mosaicos constan de dos partes bien diferenciadas: el área principal —en principio, más de la mitad de la pantalla— queda reservada para mostrar una única ventana a gran tamaño, mientras que en la zona de pila se amontonan las demás en recuadros mucho más pequeños. Naturalmente resulta posible mover ventanas de una parte a otra cuando se presenta la necesidad.

Para añadir flexibilidad Catwm cuenta con escritorios virtuales, por defecto diez, llamados también tags. Útiles para organizar por tareas una sesión de trabajo.

Carece, a diferencia de la mayoría de gestores de su clase, de funcionalidad para manejar ventanas flotantes. Todo lo que se abra quedará encajado a la fuerza en el mosaico, incluso aplicaciones que no se adaptan muy bien a aparecer en recuadros de dimensiones arbitrarias —GIMP, muchos videojuegos, etc—. Tampoco se hace ninguna excepción con las ventanas temporales —ya sabéis, esos diálogos de «seleccionar archivo» o similares, que sólo se usan durante unos segundos—, probablemente porque Catwm no se atiene a los estándares sobre interfaces gráficas en el X Window System y ni siquiera las reconoce como tales.

Encontramos por lo demás los mismos modos de funcionamiento que en Dwm: los mosaicos pueden basarse en divisiones verticales —área principal a la izquierda, de pila a la derecha— u horizontales —área principal arriba, de pila abajo—. Existe también una modalidad de ventanas maximizadas, denominada «monóculo», como en Dwm.

La configuración se realiza modificando el fichero config.h del código fuente antes de compilar el gestor. No hay otro método: ni opciones de ejecución, ni archivos ocultos con las preferencias del usuario... No, nada. Así que, una vez creada, el comportamiento de cada copia de Catwm no admite el menor cambio.

Y no queda nada importante que añadir aquí. ¿Veis? Los autores no mintieron, Catwm es realmente pequeño: descartando los comentarios y separadores en blanco, quedan unas humildes 715 líneas de código en C. Tampoco hace gran cosa, claro.

Primeras impresiones

¿Qué me motivó a probar Catwm? Pues mentiría si dijera que repasé con atención sus características o algo así. No, la culpa fue de este gatito que decora el archivo de presentación del gestor, README.md:

  /\___/\
 ( o   o )  Made by cat...
 (  =^=  )
 (        )            ... for cat!
 (         )
 (          ))))))________________ Cute And Tiny Window Manager

Tal puede llegar a ser la profundidad de mis decisiones.


Captura de Catwm

Catwm: en un alarde de masoquismo intento utilizar GIMP... Un diálogo de seleccionar colores se ha adueñado de toda el área principal, mientras ocho ventanas más se amontonan a la derecha, en la zona de pila. En el borde inferior asoma Xmobar haciendo de barra de estado.


Vale, ya desde el primer momento resulta obvio que Catwm se sitúa en el extremo opuesto de gestores complejos y elaborados como Awesome o Ion. Su interfaz, si realmente cabe usar esa palabra, se limita un borde de un píxel para cada ventana, que cambia de color para reflejar cuál posee el foco. Y ya está. No hay menús, ni una barra de estado o panel informativo, ni ningún tipo de decoración.

Es posible vivir así, y de un proyecto bautizado como Cute And Tiny Window Manager uno de hecho ya se lo espera.

Oh, el manejo del foco resulta un tanto... ¿Extraño? No sigue al puntero del ratón, ni puedo enfocar ventanas al clicar en ellas. Como en Ratpoison, descansa por completo en el teclado y el ratón no sirve para nada. Maravillosos momentos de confusión...

Ahora, lo que me cogió totalmente por sorpresa fue su inestabilidad: en estos primeros días de pruebas Catwm moría en cada sesión. De verdad. Saltar de un escritorio virtual a otro, un diálogo abierto por el navegador Seamonkey, el explorador de archivos ROX Filer intentando cambiar el tamaño de su ventana al acceder a un nuevo directorio, mirar el monitor con el ceño fruncido... Todas estas circunstancias, y muchas otras que no identifiqué, podían en algún momento provocar un fallo fatal y dejarme sin gestor de ventanas.

Decepcionante, vaya. Tanto que a la tercera tarde ya había decidido tirar la toalla y estaba buscando un sustituto para Catwm, y ni siquiera pensaba escribir este comentario.

Usando Catwm

Todo solucionado, sin embargo. Llevo unas dos semanas empleando de forma cotidiana este gestor de ventanas. Y alguien preguntará, ¿cómo?

Resulta que las versiones inestables de Catwm son las más antiguas —hasta la 0.3—, las escritas por el autor original. Unos años más tarde alguien que se hacía llamar Dj_Dexter continuó el trabajo por su cuenta , corrigió los errores más obvios y añadió nueva funcionalidad; y de ahí salieron dos versiones más, la última de las cuales es la 0.5 y data de 2015. Yo averigüé esto un poco por casualidad, cuando buscaba información general sobre Catwm antes de abandonarlo definitivamente... Y sí, he de decir que esta variante del gestor es la que de verdad funciona, mejora en todos los aspectos la labor de Rinaldini y cualquier persona interesada debería acudir a ella.


Captura de Catwm

También son posibles mosaicos con división horizontal de la pantalla, que en algunos monitores pueden resultar muy prácticos.


Aclarado esto, ¿cómo es Catwm?

Hablaríamos a grandes rasgos de una réplica austera de Dwm. Lo cual tiene su mérito porque éste ya resulta de por sí austero, un proyecto que nació como una «vuelta a lo básico», como reacción a la complejidad de entornos como Wmii o Ion. Dwm se vanagloria de carecer de integración con Lua, control remoto o herramientas adicionales; Catwm podría añadir a esa lista de hitos el haber prescindido además de la barra de estado y del manejo de ventanas flotantes. Ofrece pues el el mínimo imprescindible para ser considerado un gestor de mosaico, y muy poca cosa más —¡eh, mira, escritorios virtuales!—. Y si tuviese que buscarle un parecido creo que me decantaría por el abandonado 2wm.

La mayor ventaja de esta sobriedad es que tampoco impone mucho aprendizaje: el funcionamiento de Catwm resulta comprensible en una tarde. Se basa en un puñadito de conceptos sencillos —ésta es el área principal, ésta la de pila, etc—, y para su manejo basta familiarizarse con media docena de atajos de teclado. ¿Difícil? Si alguien opina que sí le recomiendo enfrentarse con software realmente arisco: Ratpoison, pongamos por caso, que el común de los mortales no logrará dominar en menos de una semana.

Otro aspecto positivo que señalar es su ínfima huella en el sistema. Se trata de uno de los gestores de ventanas más livianos que he probado, juega en la liga de TinyWM. Si me encontrase en la necesidad de usar Unix con un entorno gráfico en uno de los primeros Pentium, Catwm se hallaría sin duda entre los entornos que probaría. Claro que en 2018 quedan ya muy pocos de esos ordenadores en activo y el escenario propuesto no es por tanto muy realista.

Ahora, tampoco hablamos de un gestor muy flexible. En el área principal del mosaico, por ejemplo, cabe una ventana y sólo una —en Dwm, Xmonad o 2wm pueden ser varias—. Normalmente querréis reservarla para la tarea que en cada momento demande más atención; en mi caso suele estar ocupada por mi navegador web —Opera o Elinks —, por documentos PDF o —como ocurre ahora mismo— por algún texto que esté redactando. Y la ausencia de ventanas flotantes hace a ciertos programas problemáticos aquí: como muestra, el panel de control de Xine insiste en reservar para él una celda completa, por lo que casi siempre reclama más espacio de la pantalla del que en principio necesitaría. Y GIMP, como ya supondréis, no es exactamente cómodo repartido en varios recuadros de proporciones absurdas.

Dwm, Awesome o incluso Ratpoison reconocen con acierto las ventanas temporales y tratan de manejarlas de una forma cómoda para el usuario. Catwm, en cambio, ni siquiera concibe tal posibilidad, y las mete a todas sin miramientos en el mosaico. Y esto implica... Exacto, un diálogo de «¿Desea guardar los cambios en el archivo antes de salir?» en el área principal, ocupando estúpidamente más de media pantalla. Ouch.

Como ya he adelantado más arriba, el control del gestor se efectúa únicamente con el teclado. Incluso en lo relativo al foco: sólo es posible cambiar la ventana activa pulsando las combinaciones de teclas correspondientes. Catwm no hace el menor caso del ratón, y éste queda relegado a interactuar con las aplicaciones abiertas que necesiten de él. Una persona que trabaje mayormente con texto en terminales podría desconectarlo del ordenador y no echarlo de menos después.

¿Consejos? Bien, la configuración por defecto alude a Dmenu , una línea de comandos que permite ejecutar rápidamente cualquier aplicación del sistema y que por tanto resulta una magnífica idea instalar. En el espacio que los mosaicos pueden reservar para paneles o similares yo coloqué a Xmobar , aunque existen otras opciones interesantes: Dzen, Yabar , alguna configuración bien estudiada de Conky...

Y sin más que añadir, pasemos a...

Opciones de personalización

Colores y anchura del borde de las ventanas —único elemento decorativo que Catwm dibuja—, atajos de teclado, tamaño por defecto del área principal, espacio reservado para paneles..., y esto es todo, amigos. Sin embargo, tal y como está concebido el gestor, no hacen falta más.

Documentación


Captura de Catwm

En mis sesiones normalmente recurrí a este arreglo, u otros muy similares. Catwm permite en el área principal sólo una ventana —Vim con uno de mis escritos, en este caso—, y yo en la de pila prefiero que no aparezcan más de tres.


Dj_Dexter añadió una página de manual que explica lo necesario para sobrevivir, a pesar de algún error gramatical. Eso sí, fue un trabajo chapucero para el que tomó como modelo la de Dwm, así que hay detalles incorrectos y alude a características inexistentes. Mejorable.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

Con Catwm ya he probado unos doce gestores de mosaico, ¡y veo que se adaptan relativamente bien a mis necesidades! Claro que éstas se centran cada vez más en leer y escribir..., esto es, texto. Y el texto, por su naturaleza líquida, se amolda con facilidad a las celdas de tamaño variable de los mosaicos. Vamos, que por mis costumbres pertenezco al público natural de esta clase de escritorios. La gente que trabaje mayormente con imágenes, en cambio, lo pasará peor.

Catwm resulta amigable por su simplicidad, aunque muchos posibles interesados quizás lo consideren demasiado árido y falto de funcionalidad. No me parece un gestor de ventanas que recomendar a todo el mundo. Ahora, para una máquina vieja y escasa de recursos se me antoja una buena opción.

 

Artículo escrito el 22 de octubre de 2018.


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