Una variante de la versión 0.2 original, que descargué de aquí . Data de 2015.
https://code.google.com/archive/p/eggwm/wikis/Main.wiki
https://github.com/JoseExposito/eggwm (réplica en Github)
https://notabug.org/tux_peng/eggwm (variante compatible con Qt5)
Abandonado. El autor cesó el trabajo en 2011, y otras personas le dieron un mantenimiento muy ocasional por su cuenta hasta 2016 aproximadamente. Pero las diferencias entre el EggWM original y ese código más moderno son muy escasas: sólo la compatibilidad con Qt5, que se resolvió con un puñado de líneas.
En su momento de vigencia figuró en algunos repositorios de paquetes —Debian, Arch Linux—, mas ahora en 2020 dudo que continúe en ellos. Despertó cierto interés; sin embargo, como su desarrollo se interrumpió en una etapa más bien temprana, se apagó pronto y el proyecto no llegó a tener demasiada circulación.
Esc. Virtuales | Menús | Iconos | Temas | Dockapps | At. de teclado | Barra de tareas |
---|---|---|---|---|---|---|
No | No | No | Sí | No | No | No |
EggWM en su apariencia por defecto: ventanas decoradas con un borde y un título con tres controles. No hay nada más. Abajo, la información sobre el sistema la muestra Conky .
EggWM es un gestor de ventanas minimalista basado en Qt. Concretamente en Qt4, una rama hoy obsoleta; aunque alguien le añadió compatibilidad con Qt5 algún tiempo después de que el autor original dejara el desarrollo.
Y en esta ocasión la palabra «minimalista» no significa «bueno, es un poco más ligero que ese mastodonte de Gnome»: hay que entenderla hasta sus últimas consecuencias. EggWM añade decoración a las ventanas y permite minimizarlas, maximizarlas y cerrarlas. Pero ya está, apenas ofrece más funcionalidad. No existen menús de aplicaciones ni de ningún otro tipo, ni escritorios virtuales, ni atajos de teclado. Tampoco se incluyen un panel u otros complementos. Insisto, nada..., sólo lo más básico en un gestor de ventanas. Incluso 9wm era más completo.
De hecho EggWM debe combinarse con algún accesorio independiente para resultar mínimamente útil: al menos un panel con barra de tareas o similar, porque de lo contrario no hay manera de recuperar las ventanas minimizadas. Para facilitar esta interoperabilidad con herramientas externas el gestor incluye compatibilidad —imperfecta— con el estándar EWMH.
El único lujo existente aquí son los temas gráficos. EggWM dibuja una decoración convencional —consistente en un borde, un título encima de cada ventana, y en él tres controles para las operaciones básicas—, pero los colores e iconos empleados pueden cambiar según el tema escogido. Vienen definidos en lenguaje CSS , concretamente la variante de él que se emplea en Qt para describir interfaces gráficas; esto supone una pequeña rareza en el mundillo de los gestores de ventanas.
He añadido un panel al escritorio —Bmpanel2— porque es necesario para recuperar ventanas minimizadas: EggWM no permite por sí mismo hacer tal cosa.
El gestor requiere un directorio oculto para cada usuario, que previsiblemente es ~/.eggwm. En él se guarda el archivo de configuración, eggwm.conf, que consiste en un par de líneas que indican el tema gráfico activo; sólo eso, en serio. Luego puede hallarse presente también un subdirectorio llamado themes, que aloja los temas disponibles para el usuario. Los temas instalados para todo el sistema, en cambio, estarán en /usr/share/eggwm o /usr/local/share/eggwm.
Y no hay mucho más que explicar, la verdad.
Bueno, sólo una curiosidad: EggWM es un producto «fabricado en España», obra de un estudiante universitario llamado José Expósito. Probablemente por eso alguna publicación digital hispana habló de él en sus artículos.
EggWM, al menos la variante más moderna que descargué yo , es compatible tanto con Qt4 como con Qt5. Antes de hacer nada hay que especificar qué rama de estas bibliotecas se utilizará —en 2020 casi todo el mundo tendrá Qt5, la anterior está anticuada y probablemente sólo sobrevive en sistemas un tanto viejos—:
$ export QT_SELECT=5
A partir de aquí, el proceso de compilar el código fuente e instalar el gestor sigue las pautas habituales de los programas basados en Qt:
$qmake
$make
Y luego, con permisos de administrador:
# make install
Este último comando instala el gestor en los directorios del sistema —normalmente /usr/bin para el ejecutable, y /usr/share/eggwm para los temas—, de modo que puedan emplearlo todos sus usuarios. Pero en realidad no resultaría imprescindible.
Uno de mis primeros logros con EggWM fue prepararme un tema propio: aquí estoy dibujando los nuevos controles para las ventanas. Quizás hay demasiadas cosas visibles a la vez, pero ocurre que el gestor carece de escritorios virtuales.
EggWM sale a recibirte con un tema llamado «Oxyegg», que consiste en una decoración de un tono gris más o menos uniforme —en realidad hay un gradiente de color, pero es tan sutil que yo sólo he conseguido apreciarlo después de saber que está ahí—. A la izquierda del título, los controles de minimizar y maximizar, y a la derecha el de cerrar las ventanas; representados por iconitos esquemáticos como «+» o «x», y muy discretos. Una estética lo más utilitaria posible, sin adornos.
Durante mi sesión inicial comprobé con rapidez que hay poco que aprender aquí: mueves tus ventanas, alteras su tamaño arrastrando los bordes, y las minimizas, cierras o amplías a pantalla completa. Controlar esto apenas supone unos minutos de práctica con el ratón. Nada de estudiar manuales esta vez, vaya.
En mi primer contacto con el gestor me llamaron la atención dos detalles:
Con todo, la impresión general que me causó en esos primeros momentos la dejé escrita en mis notas: parece muy básico
.
Ya he dicho que es muy simple y realmente no hay que aprender nada. Cualquier persona que haya tocado un ordenador en los últimos veinticinco años estará familiarizada con los conceptos de mover, minimizar, maximizar y cerrar ventanas, y con el hecho de que se tapen unas a otras formando una pila. Las interfaces de escritorio mayoritarias llevan funcionando así desde la época de las hombreras y los pantalones de pitillo, allá por el neolítico.
Lo complicado está en adaptarse a las limitaciones de EggWM. Recordemos que aquí no existen escritorios virtuales, ni menús, ni accesorio alguno: incluso el humilde Twm ofrecía en 1989 mucha más funcionalidad. La idea, pues, consistiría en combinar el gestor con otras piezas. Cuenta para ello con compatibilidad con los estándares para aplicaciones gráficas en Unix —ICCCM, los Extended Window Manager Hints
—, que debería garantizar el correcto funcionamiento de paneles y otros programas que requieran un tratamiento especial. Tengo mis dudas, sin embargo, de que esta compatibilidad resulte de verdad completa, porque he visto que el manejo de algunas aplicaciones —Xine, XMMS— no es el ideal.
Y ahora sí, esa decoración en verde y gris oscuro es de mi creación. Replica los gradientes de color del tema «Curvygreen» para Bmpanel2, visible también en la imagen; quise así darle al escritorio un aspecto más coherente.
Para poder restaurar mis ventanas minimizadas probé varios paneles, no siempre con buenos resultados: pero Bmpanel2 y PerlPanel
me dejaron muy satisfecho —el primero es más austero, el segundo una especie de navaja suiza con multitud de módulos opcionales—. Y para disponer de un entorno de trabajo útil, aunque pobre, con eso bastaría. Otras posibilidades serían Xbindkeys
para quien desee atajos de teclado para ejecutar aplicaciones rápidamente —sólo para eso, en principio no servirían para manejar ventanas—, o Idesk
o ROX Filer si lo que se busca son iconos en el escritorio. Hay muchas opciones, vaya, pese a que en EggWM no todas funcionen de forma adecuada. Con tiempo, y cierta dosis de ensayo y error, uno puede ir construyéndose un entorno a medida, reuniendo piezas de aquí y allá; si bien resulta más sencillo y eficiente utilizar un gestor de ventanas que ya incluya todas las características deseadas.
Llevo tres semanas utilizando EggWM, y su modelo de enfoque continúa frustrándome. Para empezar estoy muy habituado a que el foco siga automáticamente al puntero del ratón, así que tener que clicar en las ventanas para trabajar en ellas se me antoja poco práctico y a menudo lo olvido. Pero además este gestor obliga a clicar en la decoración —título, bordes—, lo que implica un engorroso esfuerzo adicional. No me gusta, de verdad. Creo, de todas formas, que se trata de un defecto achacable al hecho de que EggWM es apenas un prototipo, y ya imagino que el autor lo habría solventado de haber continuado con el proyecto.
Lo tocante a los temas, en cambio, me gusta. Hay una flexibilidad considerable, sin renunciar a la sencillez. Los tres controles de las ventanas vienen representados por seis pequeñas imágenes; dos para cada uno, una dedicada al control en sí, y otra que sirve para darle otro aspecto —iluminándolo, por ejemplo— cuando el puntero del ratón se encuentre sobre él. Y los colores y fuente de la decoración se definen en una hoja de estilo: vamos, un archivo escrito en lenguaje CSS que resultará muy familiar para cualquier persona que haya tocado un poco de diseño web. De modo que preparar un nuevo tema visual para EggWM es un trámite que puede despacharse en diez minutos. Yo, un poco como ejercicio, elaboré cuatro.
Sin embargo nada de esto importa mucho, puesto que nadie va a usar EggWM para trabajo serio. Lleva mucho tiempo abandonado y quedó más bien como un esbozo rudimentario de lo que hubiera podido llegar a ser. Y sobre todo resulta demasiado inestable. Abrir ciertas aplicaciones —por ejemplo, cualquiera de tantas basadas en la biblioteca SDL— hace que se interrumpa de forma súbita; y otras circunstancias ocasionales que no he sabido identificar, también. Esto no afecta demasiado a mi rutina porque mis programas habituales —terminales, algún navegador, el editor Vim— conviven sin problemas con el gestor, pero para otros usuarios con necesidades diferentes podría suponer un obstáculo insalvable.
Sólo estéticas: colores, tipo de letra, posición de los controles de las ventanas, y algún parámetro más relativo a la decoración. Cabe cierta variedad. Estos ajustes vienen agrupados en temas, fáciles de seleccionar editando a mano la única línea activa del fichero eggwm.conf.
Distribuida con EggWM, absolutamente ninguna. En la página web del proyecto se dan unas explicaciones muy someras.
Otro escritorio distinto, que homenajea una divertida película de 1988, Ellos viven . Sigo recurriendo a Bmpanel2, ahora con una estética basada en transparencias.
EggWM quedó abandonado en un estado muy esquemático, y por ello no lo recomendaría a nadie para un uso práctico, resulta demasiado limitado e inestable. La idea, sin embargo, no iba mal encaminada: un gestor de ventanas simple y relativamente liviano que, sumado a otros accesorios, permitiría disfrutar de un escritorio más o menos amigable.
Así que otra reliquia más analizada para disfrute de los curiosos...
De EggWM no hay realmente mucho que enseñar, pero tampoco nadie que lo enseñe. Así que dejo un puñado de capturas más:
![]() Esta decoración naranja es muy fea, mas ilustra bien las posibilidades que ofrece EggWM, sobre todo el empleo de fuentes TrueType; la elegida aquí se llama «Air Conditioner». Estoy, por lo demás, montando un vídeo con Openshot |
![]() De nuevo mi tema de color naranja, aguanté unos días con él. Abajo, en la terminal, una lectura muy típica de 2020. |
![]() Experimentando con gradientes en los bordes de las ventanas. Y con PerlPanel, al que incluso añadí un icono para mostrar en pantalla citas de Arthur Schopenhauer: sólo porque se puede. |
![]() Y esta última imagen demuestra que también es posible disponer de iconos en el escritorio para lanzar programas, en este caso colocados mediante Idesk. |
Para ese lector excéntrico que ha leído el texto de cabo a rabo y ahora está pensando, «sí, quiero probar este misterioso software obsoleto»: