• Openbox

Versión analizada

3.5.2, publicada en agosto de 2013.

Página oficial

http://openbox.org/

Estado actual

Vivo y activo. Openbox forma parte del entorno de escritorio LXDE, y se suele utilizar también como gestor de ventanas en otros escritorios. Cuenta con una comunidad de usuarios bastante numerosa, y periódicamente se van publicando nuevas versiones, aunque sin apresurarse demasiado.

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No No

Descripción


Captura de Openbox

Bienvenidos a Openbox... La decoración azul de las ventanas no se integra demasiado con los colores de ese bosque onírico del fondo del escritorio, pero enseguida elegí otra.


Bien, todo comenzó con un gestor de ventanas de orientación minimalista llamado Blackbox. Transcurrieron algunos años, y como ocurre a menudo con los proyectos de software libre exitosos, otras personas tomaron su código fuente para elaborar sus propios trabajos derivados. Y de este modo Blackbox tuvo hijos: Fluxbox apareció en 2001, Hackedbox probablemente en 2003, y el que nos ocupa ahora, Openbox, en 2002. Quizás exista alguno más del que yo no tenga noticia.

Aunque he de decir que, hablando con más precisión de la situación actual, Openbox ya no debería considerarse un descendiente de Blackbox, al menos en lo referente a su código. Para la versión 3.0, aparecida en 2008, éste fue reescrito por completo.

Y ahora hablemos de lo que ofrece el gestor.

En su configuración por defecto Openbox viene a funcionar de un modo parecido a Fluxbox. Hay escritorios virtuales, un menú de aplicaciones que aparece al clicar sobre el escritorio y cuyos contenidos puede definir el usuario, un área —el slit o dock— reservada para dockapps, atajos de teclado configurables... Vamos, casi todos los puntos destacables de Fluxbox están también aquí, aunque implementados quizás de una forma distinta.

Sin embargo, hay una diferencia importante: Openbox prescinde de la barra de tareas. En su lugar..., bueno, encontramos un menú que muestra todas las ventanas de la sesión de trabajo actual, minimizadas o no. Tampoco existen pagers ni otros añadidos parecidos.

Otro cambio radical que introdujo este gestor respecto a sus hermanos es su sistema de configuración. Mientras Blackbox y Fluxbox utilizan ficheros de texto con una sintaxis propia —si bien muy simple—, los autores de Openbox prefirieron recurrir al lenguaje XML . Los archivos necesarios suelen guardarse en el directorio oculto ~/.config/openbox.

Openbox cuenta con un buen soporte del estándar EWMH, y ello lo hace compatible con muchos accesorios externos como paneles, bandejas del sistema y demás. De hecho, suele emplearse como parte de escritorios más sofisticados, especialmente LXDE —que lo ha adoptado como su gestor de ventanas por defecto— o Gnome.

Primeras impresiones


Captura de Openbox

Resulta posible saltar de una ventana a otra pulsando [Alt] y [Tab]. Aparece una lista de las que se encuentren abiertas en el escritorio virtual actual —visible en el centro de la imagen—, y la silueta de la que va a ser seleccionada aparece resaltada con un borde negro.


Cuando lo pones en marcha por primera vez, Fluxbox te recibe con un escritorio vacío y una discreta barra de tareas en el borde inferior de la pantalla. Como ya he dicho, Openbox carece de barra de tareas, así que yo encontré un escritorio vacío y nada más. Tuve que clicar con el ratón para que apareciese el menú, y comprobé así que el gestor se estaba ejecutando y no había fallado nada.

¡Hey, está traducido al español!

Debo confesar que al principio me pareció bastante árido, incluso me recordaba un poco a interfaces tan minimalistas como Lwm. Como comprenderéis, la configuración inicial de Openbox tampoco resulta exactamente acogedora. El menú de aplicaciones, por ejemplo, me servía solo para lanzar terminales y algún programa de Gnome que no tengo instalado. Así que, ya con Openbox en marcha, tocaba adaptarlo a mis necesidades.

Bueno, modificar archivos escritos en XML no resulta, en realidad, difícil. Pero, si lo que uno desea va más allá de algún ajuste rápido y muy concreto, sí se trata de faena larga y tediosa. Un detalle de configuración que en Fluxbox se expresa en una única línea con un significado obvio, aquí puede requerir perfectamente media docena de etiquetas —aperturas y sus respectivos cierres, por orden jerárquico— repartidas en varias. Copiar y pegar con el editor acelera las cosas y atenúa un poquito el tedio. Sin embargo, toda la verborrea del XML sigue ahí; leer en ella es como escuchar un discurso en una radio mal sintonizada. Y por supuesto, resulta fácil cometer algún error.

Por suerte existen herramientas gráficas para evitarle al usuario el dolor de escribir XML a mano. Por alguna razón inescrutable se distribuyen por separado y no junto con Openbox; al menos ObConf parece obra de los mismos autores y sí debería venir incluida. El caso es que fui pescándolas una por una —el ya mencionado ObConf, Obmenu —. No son perfectas y dejan algún hueco por cubrir, pero gracias a ellas pude configurar Openbox con relativa comodidad.

Usando Openbox

En solitario, Openbox resulta un gestor austero. Por lo tanto la mayor parte de los usuarios suele combinarlo con otros accesorios, sobre todo paneles con barras de tareas, iconos de inicio rápido y demás. Existen muchos entre los que elegir: Fbpanel, Tint2, Bmpanel2... Y quedarse con uno u otro depende de gustos, puesto que suelen funcionar del modo esperado. En la página web de Openbox ya se asume implícitamente que la mayoría de la gente tomará este camino.

No obstante, este gestor de ventanas es usable sin ningún tipo de añadido. Lo sé, lo he hecho así durante varias semanas. Aunque si me apuráis reconozco que se trata de una experiencia más bien indicada para los amantes de la sobriedad, ese tipo de personas capaces de entrar en la celda de un convento y pensar «sí, aquí tengo todo lo que necesito». Y yo en muchos aspectos de la vida soy así. He llegado a disfrutar de gestores tan parcos en funcionalidad como Karmen o 9wm, los encuentro curiosamente relajantes; por lo tanto, la frugalidad de Openbox no me supuso mayor problema.


Captura de Openbox

Escogiendo una decoración más acorde con mi escritorio mediante ObConf , un accesorio imprescindible para todo usuario de Openbox.


Sí que probé por curiosidad algunos paginadores. Por algún motivo, ObPager —que, como su nombre sugiere, está concebido para gestores de ventanas como Openbox, que cumplan con [el estándar] NetWM [EWMH]— no funcionaba correctamente. Y después de ver varios, me quedé con el único que dio resultados aceptables: Bbpager, una vieja reliquia pensada para Blackbox.

En fin, ejecutas tus programas desde el menú de aplicaciones, recuperas ventanas minimizadas —al no existir panel, aquí se ocultan directamente— mediante el menú de tareas o pulsando [Alt] + [Tab], saltas de un escritorio virtual a otro accionando la ruedecita del ratón sobre el fondo. Poco que destacar, pues: con Openbox se trabaja a la manera de los restantes gestores de pila, y no hallé peculiaridades que llamasen demasiado la atención.

Eso sí, aunque carezca de la exuberancia de gestores como FVWM 2 o Window Maker, lo veo refinado. Cuenta con temas gráficos bonitos. Cada vez que cambias de escritorio virtual, un cartelito aparece fugazmente para comunicártelo. Resulta posible ceñir ventanas a los bordes del escritorio, o pegarlas unas a otras, sin hacer prodigios de precisión con el ratón. Y el sistema de menús es considerablemente versátil. Vamos, que en Openbox hay más de lo que se aprecia desde la superficie.

Opciones de personalización

Quizás no tantas como en Fluxbox, aunque sí, son numerosas.

Primero las más obvias: el usuario puede ajustar a su gusto el modelo de enfoque, el contenido del menú de aplicaciones —y he de mencionar que partes de él pueden ser dinámicas, tomando por ejemplo la salida de scripts de Bash— o los atajos de teclado. Otras opciones funcionales son algo más esotéricas, como la de definir qué botones de acción mostrará cada ventana en su título —minimizar, enrollar, cerrar, etc—.

Respecto a la estética, Openbox no permite grandes cambios, pero con los años han ido apareciendo temas para todos los gustos. Naturalmente, ni rastro aquí de las transparencias o bordes redondeados de Fluxbox.

A la hora de efectuar vuestros ajustes contáis con dos métodos. El primero, y recomendable siempre que resulte posible, usar herramientas externas de configuración —ObConf, Obmenu, OBHotKey —. El segundo... Bueno, para los detallitos que no cubran estos programas no os quedará otro remedio que editar a mano los archivos XML dentro de ~/.config/openbox, algo que no tiene nada de divertido.

Documentación

Openbox viene con varias páginas de manual, que no explican gran cosa. Y para todo lo demás —uso, configuración, etc— simplemente te manda a la página oficial . En ella se guardan artículos que cubren casi todas las posibles dudas. Casi todas: yo me topé con alguna omisión.

Claro, del párrafo anterior se deduce que, si carecéis de acceso a Internet, estáis sin suerte.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

La verdad es que esperaba poco de Openbox, no sé con exactitud por qué. Pero pasadas un par de sesiones de adaptación comencé a encontrarlo bastante confortable. Además se trata de un trabajo muy bien pulido. Puedo entender su popularidad.

En la eterna comparación entre este gestor y su hermano Fluxbox... A mí me atrae más el segundo porque lo veo más fácil de configurar, y me gusta su barra de tareas —aunque reconozco que no es imprescindible—. Siguen dos caminos sutilmente distintos: Fluxbox trata de bastarse a sí mismo y Openbox fomenta más el uso de accesorios de terceros. Ambos son válidos.

Galería de imágenes

Más capturas de Openbox en acción:

Captura de Openbox

El menú de aplicaciones desplegado, y sobre él un par de ventanas enrolladas. También hay varias dockapps —Asmem, Wmgtemp y Dwgo—, y un paginador en la esquina inferior derecha —Bbpager—.

Captura de Openbox

Otra estética diferente. El menú de tareas muestra todas las ventanas abiertas en todos los escritorios virtuales.

Captura de Openbox

A decir verdad esta captura no muestra nada nuevo de Openbox, pero Vladimir Putin me sugirió amablemente su inclusión y no he tenido más remedio que aceptar.

Captura de Openbox

Escritorio futurista con Conky mostrando información del sistema —arriba, a la izquierda—, y el panel Tint2 en el extremo inferior. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Openbox

Muchas terminales abiertas, dispuestas en cuadrícula y ejecutando cosas variadas. A la derecha aparece de nuevo Conky, con una configuración muy elaborada. Y abajo un panel que desconozco. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Openbox

Openbox funcionando en FreeBSD, allá por 2007 o 2008. El panel gris que ocupa discretamente el borde inferior tampoco sé cuál es. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Openbox

Y así lucía en 2006 Openbox en una instalación de OpenBSD. Hay unas pocas dockapps y Fbpanel en el extremo superior. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Openbox

Por último, en gestor corriendo en Debian, en una Raspberry Pi . Con Tint2 como barra de tareas y ROX Filer para colocar iconos en el escritorio. (La captura no es mía: fuente ).

Recursos adicionales

Stuff for your Windowmanager - Box-Look.org
Box-Look.org es un repertorio de temas visuales para varios gestores de ventanas. En el momento en que escribo esto ofrece nada menos que 773 de ellos para Openbox.
Obmenu
Obmenu es un editor de menús diseñado para Openbox. El programa está basado en Python y GTK2 y permite eso, que el usuario arregle sus menús sin tener que escribir XML. Bastante intuitivo.
OBHotkey - SourceForge.net
Una pequeña utilidad escrita en Python para definir atajos de teclado en Openbox. Para la línea de comandos.
GitHub - nsf/obkey
Obkey, el Openbox Key Editor, sirve también para configurar el manejo del gestor mediante el teclado, pero esta vez mediante una sencilla interfaz gráfica. También programado en Python y GTK2.

 

Artículo escrito el 23 de agosto de 2014.


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