• Cwm

Versión analizada

Portable Cwm 6.3, publicado el 14 de mayo de 2018.

Páginas oficiales

Estado actual

Forma parte de la distribución básica de OpenBSD , así que cuenta con cierto público minoritario —vamos, como el propio OpenBSD— y un desarrollo bastante activo. Apreciado entre los aficionados a los gestores de ventanas minimalistas.

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No 1 No No No No

1 Aunque la posibilidad de organizar las ventanas en grupos, y de mostrar y ocultar estos grupos a voluntad, viene a servir de sucedáneo.

Descripción


Captura de Cwm

Mi primera sesión con Cwm, camaradas. A la derecha aparece desplegado el menú de tareas, y en la esquina superior un reloj transparente .


El nombre, Cwm, viene de Calm Window Manager. Nació en 2004 como un derivado de Evilwm; sin embargo el autor original, Marius Aamodt Eriksen, decidió ya desde las primeras versiones descartar el código heredado de dicho proyecto y reescribirlo por completo. Su desarrollo se ha llevado a cabo principalmente en OpenBSD, y de hecho en 2007 pasó a formar parte de la instalación por defecto de dicho sistema operativo . Existe de todas formas una variante para Linux y otros clones de Unix, llamada Portable Cwm, que corre a cargo de Leah Neukirchen.

El manual lo presenta así:

«Cwm es un gestor de ventanas para X11 que cuenta con muchas características centradas en la eficiencia y la transparencia del manejo de ventanas, mientras mantiene la estética más simple y agradable».

Y esta «estética más simple y agradable» es la misma que la de Evilwm: casi ninguna, sólo un borde de grosor variable —en la configuración por defecto, un píxel— para cada ventana como única decoración. Y menús claramente inspirados en los de 9wm. Sí, ciertamente simple.

¿Menús? Cwm incluye varios, que aparecen al clicar con el ratón sobre el fondo del escritorio. El botón izquierdo invoca un menú de tareas que lista todas las ventanas abiertas en la sesión. El botón central trae a la vista el menú de grupos —porque en este gestor las ventanas se pueden agrupar; hablaré de ello a continuación—. Y el derecho un menú de aplicaciones, cuyos contenidos decide el usuario al preparar su configuración.

Como en la mayoría de los gestores de pila, las ventanas pueden desplazarse por el escritorio, maximizarse u ocultarse. Una opción poco común que añade Cwm es la de clasificarlas por grupos, que luego el usuario puede mostrar en pantalla o retirar a voluntad; de ahí el menú mencionado arriba. En cambio no se ofrecen ningún tipo de escritorios virtuales.

La configuración del gestor se guarda en el archivo oculto .cwmrc, en el directorio raíz del usuario. De texto plano. Y reminiscente del de Evilwm, porque emplea también una sintaxis muy directa y sencilla.

Primeras impresiones

Mi ordenador y el Linux que hay en él van quedando atrás, en una marcha inexorable hacia la obsolescencia... Si bien para instalar Cwm sólo necesité actualizar una versión menor de libXrandr, por lo demás no tuve ningún problema. La verdad, con el software de 2018 ésta ya no es mi experiencia habitual.

Por supuesto me lancé a probarlo a ciegas, sin leer siquiera el fichero README que acompaña al código fuente. Y al principio Cwm me sorprendió un poco, porque yo esperaba por alguna razón un gestor de mosaico. Me topé sin embargo con un escritorio muy minimalista que me recordó a 9wm: un modesto borde de un píxel y color gris para decorar las ventanas, nada más. Jugué un poquito con los menús. Comprobé también que Cwm permite mover ventanas presionando [Alt] mientras se arrastra con el botón izquierdo del ratón, algo que a estas alturas es casi una convención entre las interfaces gráficas de Unix.


Captura de Cwm

La nueva serie Cosmos, emitida en 2014, no me parece tan interesante como la original, la que presentó Carl Sagan en los años ochenta; aun así vale la pena verla. Arriba y a la izquierda, la temperatura del procesador y el disco duro, gracias a Root-tail y un sencillo script de Bash.


Pero pronto me quedó claro que no iba a llegar muy lejos sin ojear la documentación. Este gestor prescinde de una decoración con controles —los iconitos de cerrar, minimizar, etc—, como ya he dicho; y un humilde borde de un píxel alrededor de una ventana sólo informa de si ésta posee el foco, y no da ninguna otra pista al usuario recién llegado. ¿Cómo manejarlo, pues?

Nada, no queda otro remedio: abro una terminal, tecleo «man cwm», y la página de manual aparece ante mí en toda su gloria... Árida, directa al grano. Descubro, ligeramente intimidado, que hay numerosos atajos de teclado con los que tendré que familiarizarme, y la mayoría de ellos requiere al menos dos teclas modificadoras —normalmente [Alt] y [Mayúsc]—. No..., no parece muy intuitivo. Leo no obstante sobre alguna función en apariencia interesante: una línea de comandos desde la que ejecutar aplicaciones, por mencionar una.

De modo que uno no se acostumbra a Cwm en una tarde. Y ahora, a practicar...

Usando Cwm

Como ocurría en Evilwm, aquí el ratón no basta y el teclado tiene un papel importante; es la consecuencia inevitable de una decoración que se resume en un borde y carece de elementos sobre los clicar. Se suele decir que el teclado resulta más «eficiente» que el ratón, permite trabajar con mayor rapidez; a grandes rasgos lo creo. Ahora, también hay que reconocer que impone un aprendizaje más costoso, que en este caso implica memorizar al menos cierto número de combinaciones de teclas para las operaciones más frecuentes —minimizar, pasar ventanas de un grupo a otro, o mostrar u ocultar grupos—. Hace falta pues un poco de tiempo para habituarse a Cwm, y no resulta tan accesible para una persona inexperta como una interfaz basada íntegramente en el ratón.

De hecho cabría la posibilidad de desenvolverse sin levantar las manos del teclado: existen, igual que en Evilwm, combinaciones de teclas incluso para desplazar o redimensionar ventanas, dos menesteres reservados habitualmente al ratón. Yo no soy muy partidario de ir tan lejos, sin embargo, y menos en un gestor de pila.

El manejo de grupos de ventanas es una faceta fundamental de Cwm. Le permiten al usuario organizar su sesión y delimitar tareas, la misma misión que tienen los escritorios virtuales en otros gestores. La diferencia radica en que los escritorios virtuales, en cualquiera de sus modalidades, parten de conceptos comprensibles casi a primera vista —sobre todo si se emplean con un paginador—, mientras que los grupos de ventanas quizás resulten una idea menos natural, más bien análoga a los tags de los gestores de mosaico. Oh, pero funcionan... Sólo cuesta un poco más aprender a sacarles partido.

Por ejemplo, supongamos que estoy escribiendo un libro y leyendo a ratos en Internet..., sí, una receta ideal para dejar pasar un par de horas sin haber avanzado nada. El caso es que mantengo abiertas varias ventanas: una terminal para ejecutar cosas, un editor de textos, y dos réplicas del navegador Dillo , que me gusta bastante. Ninguna de ellas pertenece en principio a ningún grupo —Cwm ilustra esto asignándolas al grupo 0—. Puedo, sin embargo, pasar al grupo 1 —presionando [Alt], [Ctrl] y 1—, que se halla actualmente vacío, e incluir las dos ventanas de Dillo en él —enfocando cada una de ellas y pulsando [Alt], [Ctrl] y G—. ¿Y para qué sirve esto? Bien, a partir de ahora será posible ocultar o traer a primer plano esas dos ventanas juntas, simplemente activando o desactivando el grupo 1 con la combinación de teclas ya descrita. Y para completar esta funcionalidad se permiten además ventanas «pegajosas», siempre visibles con independencia de a qué grupo pertenezcan.


Captura de Cwm

Fondo de escritorio conmemorando a Yuri Gagarin. También una partida a OpenTTD, ese juego en el que puedes construir tu monopolio del transporte. Y OSD Monitors para mostrar, arriba, información sobre el sistema.


En fin, creo que me gustan más los escritorios virtuales, los encuentro más intuitivos. Pero me he acostumbrado relativamente bien a esta alternativa de agrupar ventanas y no se me antoja un mal concepto.

Yo abro una terminal, siempre, al principio de cada sesión de trabajo; y Cwm me parece dirigido precisamente a personas que ya cuentan con unos conocimientos básicos y no se asustan ante una línea de comandos, lo que algunos denominan «usuarios avanzados». De todas formas, quizás en este caso no resultase imprescindible: el gestor ofrece graciosamente un diálogo para ejecutar cualquier programa instalado en el ordenador, que en su funcionamiento recuerda vagamente a Dmenu —como en un cuadro de búsqueda, presenta las opciones disponibles a medida que uno va escribiendo el nombre deseado—. Y hay también un sencillo menú de aplicaciones que aparece al clicar con el botón derecho sobre el fondo del escritorio.

Cwm es, sí, un gestor minimalista, de los que de verdad pueden reclamar tal adjetivo. No obstante no renuncia a ciertos refinamientos. La posibilidad de ceñir las ventanas a los bordes del escritorio al moverlas, por ejemplo, es un detalle poco relevante pero que de alguna manera satisface mi gusto innato por el orden. Cuenta además con cierta compatibilidad —imperfecta— con el estándar EWMH, lo cual en teoría permite que accesorios de terceros —paneles, barras de tareas, paginadores, etc— funcionen aquí de forma correcta. En la práctica, bueno, los resultados varían... Ah, y tampoco quiero cerrar este párrafo sin mencionar el buscador de ventanas, aunque yo sólo lo veo útil en sesiones muy concurridas.

¿Más cosas? Francamente no se me ocurren. He convivido con Cwm más de dos meses y, pasada la primera semana, se ha convertido en un entorno gráfico que utilizo de carrerilla y sin pensar. Y de eso se trata. El único cambio que he hecho en mis hábitos ha consistido en descartar Aterm por Mrxvt; mayormente porque esta alternativa cuenta con una interfaz de pestañas, lo cual conlleva menos ventanas dispersas de las que acordarse, y eso hace más cómoda tu existencia en un gestor sin escritorios virtuales.

Opciones de personalización

Las justas y necesarias: anchura del borde de las ventanas, colores, atajos de teclado, algunos detalles del comportamiento de los grupos, contenido del menú de aplicaciones, etc. Hay flexibilidad, y el usuario puede modificar detalles bastante específicos. Una omisión curiosa, sin embargo, es el modelo de enfoque: éste consiste en que el foco sigue al puntero del ratón, y no se ofrecen más opciones.

Documentación

Muy adecuada. Dos páginas de manual, referidas al gestor y al archivo ~/.cwmrc, explican casi todo lo que hace falta saber. Únicamente eché de menos una explicación más extensa sobre la utilidad de los grupos de ventanas.

Aciertos


Captura de Cwm

Cwm incluye un diálogo de búsqueda con autocompletar para ejecutar programas, o casi cualquier cosa almacenada en las rutas usuales —/usr/bin, /usr/local/bin, etc—.


Inconvenientes

Conclusión

Cwm es pequeño, y bajo su engañosa simplicidad se esconde una interfaz funcional y sofisticada. Y... Vale, no lo considero tan arisco como Ratpoison, pero sí requiere un mínimo de aprendizaje que no todo el mundo está dispuesto a acometer. No, Cwm no es un gestor para las masas; aunque, claro, el propio OpenBSD tampoco es un sistema operativo para las masas.

Galería de imágenes

Cwm es discreto y no tiene realmente mucho que enseñar, pero bueno, ahí van unas cuantas capturas más:

Captura de Cwm

Cwm sólo decora las ventanas con un discreto borde, cuyos colores y grosor pueden modificarse. En primer plano, un personaje muy prometedor de Nethack encuentra una muerte totalmente ridícula.

Captura de Cwm

Asimismo resulta posible cambiar los colores de los menús. En el borde inferior estoy utilizando una barra de estado, Xmobar .

Captura de Cwm

Esta captura la tomó el autor original allá por 2004 y muestra cómo era entonces Cwm. (Tomada de la antigua página oficial del proyecto: fuente ).

Captura de Cwm

Eh, ¡mi primera —y de momento única— victoria en Nlarn! En esta configuración de Cwm la ventana enfocada aparece resaltada con un borde rojo brillante.

Captura de Cwm

Y aquí nos metemos ya en el mundo de los experimentos extraños: si quieres volver a los años ochenta, Cwm puede acompañarte. Unas pocas terminales, un reloj —Xclock, probablemente—, y Conky en el borde inferior. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Cwm

Y de vuelta al mundo actual... Cwm en su hábitat originario, OpenBSD, en un bonito escritorio verde. Hay un menú que permite cargar Doom y otras aplicaciones menos relevantes. (La captura no es mía: fuente ).

Descargas

En realidad escribir un fichero ~/.cwmrc con vuestras preferencias resulta muy sencillo. Dejaré de todas formas el mío por si alguien lo quiere como guía, aunque mi configuración es de lo más mundana.

 

Artículo escrito el 9 de agosto de 2018.


[Apta para cualquier navegador]  [Cumple con el estándar HTML]  [Cumple con el estándar CSS]

Podéis copiar libremente cualquier contenido de esta página.
Mandad opiniones, sugerencias o saludos a sovietskayarodina@gmail.com.