• Vtwm

Versión analizada

5.4.7, publicada en mayo de 2005.

Página oficial

http://www.vtwm.org

Estado actual

En el momento de escribir esto (junio de 2013) siguen trabajando en la futura versión 5.5.0, si bien el proyecto parece un tanto anémico. Difícil decir pues si revivirá con nuevas versiones o terminará de morir.

(Nota de agosto de 2018: ¡Viven! La versión 5.5.0 llegó por fin el pasado mes de abril).

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No No Parcial 1

1 El gestor de iconos puede utilizarse como una rudimentaria barra de tareas si se le da la geometría adecuada, y se usa la etiqueta de configuración «IconifyByUnmapping» en el archivo ~/.vtwmrc.

Descripción


Captura de Vtwm

Con todos ustedes, ¡Vtwm! Estoy usando la decoración con relieves, de ahí que el gestor luzca ese aspecto reminiscente de Motif . Los colores son los originales. Arriba a la izquierda se asoma el gestor de iconos, y en la esquina opuesta el pager.


Hace muchos, muchos años, a finales de la década de 1980, Tom LaStrange creó un gestor de ventanas llamado Twm, destinado a sustituir a reliquias aún más antiguas. Y lo logró con tanta eficacia que el X Window System lo ha estado distribuyendo en su instalación por defecto hasta la versión 7.4 —hablo de 2007 o así—. En ediciones más recientes lo han escondido un poquito más, en un directorio alternativo con otros paquetes opcionales, pero ahí está: última versión publicada por el momento, 1.0.7, julio de 2011. Y no os quepa duda: a pesar de que usar Twm equivale a retroceder veinte años en la evolución de las interfaces gráficas, hoy mismo sigue existiendo gente que lo emplea con gusto.

El caso es que el venerable Twm ha tenido mucha descendencia. A partir de él fueron creándose otros gestores de ventanas, más o menos fieles a la idea original: CTWM, FVWM y toda su progenie, Tvtwm..., y sí, el que nos ocupa ahora: Vtwm, cuya primera versión data de 1990.

Para resumir, Vtwm es Twm con un escritorio virtual añadido, y la posibilidad de utilizar decoraciones un poco más modernas que simples rectángulos planos de dos colores. Las capturas de pantalla que cuelgo aquí pueden sugerir muy poca cosa, pero sabed que en algunos aspectos —digamos, funcionales— Twm resultaba sorprendentemente refinado; y Vtwm hereda esa versatilidad y luego añade un poquito más. Por ejemplo, con detalles tan exóticos como macros en lenguaje M4 para definir parámetros de configuración, algo que seguramente va más allá de las necesidades del noventa por ciento de los usuarios.

Los autores de Vtwm incorporaron diversas funciones para facilitar el trabajo con el escritorio virtual; entre ellas, claro, el clásico paginador. Existe, por supuesto, la posibilidad de hacer que algunas ventanas se conviertan en «pegajosas», para que os acompañen siempre en vuestros desplazamientos por el escritorio virtual —muy útil, por ejemplo, para relojitos y otros accesorios—. Y una característica que encontré curiosa y no he visto en otras implementaciones: las «puertas», accesos directos a una zona concreta del escritorio que uno puede colocar en la pantalla.

Otra faceta destacable de Vtwm, visto al menos con ojos de 2013, es la inexistencia de un panel o una simple barra de tareas. Contamos, en su lugar, con el gestor de iconos o icon manager. Se trata de un recuadro, colocado usualmente en una de las esquinas de la pantalla, que lista las ventanas abiertas y permite minimizarlas o recuperarlas. Esto es también herencia de Twm.

Vtwm almacena su configuración en un fichero de texto llamado .vtwmrc, situado normalmente en el directorio raíz de cada usuario del sistema. Resulta totalmente compatible con el .twmrc de Twm, dado que usa la misma sintaxis y etiquetas.

Y ya que hablo de archivos de configuración, no quisiera cerrar este apartado sin recalcar lo maleable que es Vtwm. ¿Queréis añadir botoncitos nuevos a la decoración de las ventanas con las más extrañas funciones? Pues podéis. ¿Establecer atajos de teclado para ejecutar vuestros programas favoritos? También. ¿Cambiar el modelo de enfoque? También, claro. ¿Adornar de forma distinta a las demás una ventana concreta? ¡También! Hay tantas opciones, de hecho, que el manual del gestor en formato PDF ocupa treinta y siete páginas.

Primeras impresiones


Captura de Vtwm

Aquí ya he escogido unos colores más acordes con el fondo del escritorio. También he especificado que los títulos tengan la misma anchura que las ventanas a las que pertenecen, algo que encuentro más cómodo para manejarlas.


Cualquier persona que haya usado de forma habitual Twm se sentirá como en casa con Vtwm. El resto... Bueno... Después de pelear un rato —infructuosamente— con el archivo de configuración, seguramente correrá a Youtube a ver el último discurso de Mijaíl Gorbachov ante el Comité Central del PCUS: así de arcaico debe parecerle este gestor de ventanas al usuario medio de, no sé, Windows 7 o Unity.

A mí en cambio me gusta Twm. Mi encuentro con él vino impuesto un poco por las circunstancias, al estrenar una instalación nueva de FreeBSD y tener que usarlo a ratos unos días, hasta que obtuve Fluxbox. Al principio, claro, me repelió profundamente. Sin embargo después, una vez recuperado de la impresión —«¡qué fea y antigua es esta cosa, por Dios!»—, descubrí con cierta sorpresa que... ¡Funcionaba! Se trataba de una interfaz mucho más completa y versátil de lo que prometía a primera vista. Y tuve que conceder que, «hostia, esto en realidad está muy bien pensado».

Pues Vtwm viene a ser igual. Un poco más bonito, quizás, si uno emplea la decoración con relieves en lugar de la tradicional de Twm. Que no os engañe la fecha de la versión comentada aquí —mayo de 2005—: Vtwm es un programa escrito en los años noventa y se ha quedado felizmente ahí. No esperéis pues esquinas redondeadas, ni botoncitos con reflejos cristalinos como los de Mac OS X, ni gradientes sutiles de color, ni otras golosinas estéticas modernas.

Y como casi todos los programas para Unix de la época, este gestor implica una curva de aprendizaje bastante pronunciada. Sin leer el manual no llegaréis muy lejos. Y leyéndolo os esperan, siendo muy generoso, un par de divertidas tardes de ensayos.

Insisto, sin embargo: resulta muy parecido a Twm, y eso a mí me agradó.

Usando Vtwm

Ha sido mi entorno de trabajo habitual durante tres o cuatro meses. Como comprenderéis, no lo habría soportado durante tanto tiempo si no me hallase cómodo con él.


Captura de Vtwm

Otra estética diferente. Iconos de aplicaciones minimizadas en la esquina superior derecha, mi menú de programas desplegado a la izquierda.


Y el caso es que Vtwm se distingue de Twm en algunos detallitos muy sutiles que todavía me siguen desconcertando un poco. Las ventanas, por ejemplo, se minimizan como iconos en el escritorio —aunque es posible hacer que se oculten sin dejar rastro—; y, dependiendo de cada aplicación, algunos de estos iconos quedaban ordenaditos en el área que definí para ellos y otros iban por su cuenta. Nunca encontré una solución satisfactoria al problema, inexistente por cierto en Twm y Tvtwm. Tampoco se trata de un gran inconveniente, de todos modos.

El modo de redimensionar las ventanas —ya conocéis la coletilla, «heredado de Twm»— nunca me ha convencido demasiado: clicas en el control adecuado y arrastras..., con la peculiaridad de que, si deseas hacer más pequeña la ventana en cuestión, primero debes agrandar su silueta aunque sea sólo unos píxeles. No sé qué razones llevaron al creador de Twm a definir este comportamiento, si es que realmente fue idea suya; se pierden en la noche de los tiempos, imagino. Sin embargo, aunque me habitué a él con bastante rapidez resulta innecesariamente engorroso.

Por lo demás reconozco que, al contrario que cuando probé Twm, aquí no he profundizado mucho en las opciones de configuración: me conformé con escribirme un menú de programas básico y adaptar a mi gusto las características más fundamentales. No fui más allá. Nunca se me ocurrió una razón válida para juguetear con las macros de M4 o asignar efectos de sonido a las acciones del gestor. No dudo, sin embargo, que estas funciones existen porque alguien, en algún momento de estas últimas dos décadas, las pidió y a los autores les pareció buena idea implementarlas. Ya se sabe: los usuarios sólo necesitan un veinte por ciento de la funcionalidad de un programa, pero ese veinte por ciento nunca es el mismo de un usuario a otro.

Poco más que decir aquí, vaya. Vtwm puede resultar un entorno muy confortable, pero para llegar a eso primero hay que perder horas haciendo ajustes en el fichero ~/.vtwmrc. Por suerte venían incluidos varios ejemplos con mi copia del gestor —subdirectorio contrib/vtwmrc del árbol del código fuente—.

Opciones de personalización

Casi todas las de Twm, más algunas relacionadas con las nuevas características que introduce Vtwm: sobre todo el escritorio virtual y el pager. Existe también la posibilidad de definir sonidos para algunos eventos —inicios y cierres de sesión, etc—, aunque para reproducirlos se requiere un programa externo, y muy viejo, llamado Rplay .

Documentación


Captura de Vtwm

Y ahora en verde, ¿por qué no? Varias cosas abiertas, y al fondo de la pila una terminal mostrando trocitos de mis archivos ~/.vtwmrc y ~/.xinitrc.


Existe una larga página de manual que explica..., todo, en realidad. Sólo que, como sucedía con la de Twm, quizás resulte demasiado técnica y por ello intimida un poquito. A la gente recién llegada le ayudaría mucho una guía práctica de uso, y esto que yo sepa no existe.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

Resumiendo: Twm + escritorio virtual + iconitos de colores + decoración con relieves = Vtwm.

Si os sentís cómodos con Twm, Vtwm debería gustaros. Y lo contrario es asimismo cierto: si Twm nunca fue de vuestro agrado, os recomiendo huir también de este descendiente suyo. Estética y funcionalmente es un poco más moderno, pero en todo caso supone un viaje de regreso a los años noventa. Y la gracia es que un tiempo usándolo puede haceros apreciar de otra manera las interfaces gráficas modernas: tal vez Vtwm os haga descubrir que, en efecto, no podéis vivir sin los brillos y colorines de KDE..., o quizás lleguéis a la conclusión, como yo, de que realmente estas chucherías no son tan importantes.

Galería de imágenes

Más imágenes de Vtwm en funcionamiento:

Captura de Vtwm

Esto es un escritorio minimalista de 1996, con Vtwm dibujando la decoración plana tradicional de Twm. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Vtwm

Otra captura procedente los años noventa, probablemente de una máquina de Sun. En la esquina superior derecha aparecen el pager, cuatro «puertas» para saltar rápidamente por el escritorio virtual, y el gestor de iconos. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Vtwm

Sigue siendo Vtwm, pero en una configuración de estilo mucho más moderno. Corriendo en Livarp, una minidistro de Linux basada en Debian. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Vtwm

Procedente de la República Checa, Vtwm corriendo en NetBSD en 2007. Con el feo fondo gris que coloca el X Window System por defecto. (La captura no es mía: fuente ).

 

Artículo escrito el 25 de junio de 2013.
Revisado el 30 de agosto de 2018.


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