• Enlightenment

Versión analizada

0.17.6, publicada en enero de 2014.

Es cierto que desde entonces han ido apareciendo otras, y supongo que con cambios e innovaciones importantes —en el momento en que escribo, la más reciente es la 0.19.9—. Sin embargo, la 0.17.6 parece la última compatible con mi instalación del X Window System, algo vieja ya, así que con ella me he quedado.

Página oficial

https://www.enlightenment.org/start

Estado actual

Hace años el proyecto pasó por un periodo de aparente estancamiento y surgieron dudas sobre su futuro, pero ahora lleva tiempo progresando a buen ritmo. Se publican nuevas versiones periódicamente, y a su alrededor late una activa comunidad de usuarios. Muchas distribuciones de Linux lo ofrecen en sus repositorios de paquetes, y alguna lo emplea como escritorio por defecto —Elive, Macpup o Bodhi Linux, por ejemplo—.

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
1 No

1 Como en los entornos de escritorio modernos, no representan ventanas minimizadas sino aplicaciones o directorios del sistema de archivos.

Descripción


Captura de Enlightenment

Mi primera sesión con Enlightenment: un escritorio gris con iconos y bonitas luces azules, dos terminales, y el explorador de archivos que viene incluido con el gestor.


Enlightenment nació en 1996 de la mano de un tal Rasterman, que descontento con FVWM 2 —especialmente por su estética— comenzó a trabajar en su propio gestor de ventanas. Su evolución ha sido convulsa. Tras las versiones de la serie 0.16 los autores prometieron grandes cosas, aunque transcurrieron largos años de sequía antes de que pudiesen presentar a las masas resultados concretos. Eso ocurrió finalmente en diciembre de 2012, con la versión 0.17.0, la cual supuso una reescritura completa del gestor; mientras tanto, una broma muy socorrida comparaba a Enlightenment con otro famoso proyecto fantasma, Duke Nukem Forever. No obstante, ha avanzado de forma rápida desde entonces. Demasiado rápida, quizás , para el gusto de algunos usuarios desconcertados con los últimos cambios.

Se trata de un trabajo ambicioso que, como Giles Orr señaló ya en 2003, se ha vuelto incluso más ambicioso con el tiempo . De hecho, yo no sé muy bien cómo clasificarlo. La edición de Enlightenment que describo aquí —llamémosla E17, igual que hace el resto del mundo— queda lejos de ser un entorno de escritorio completo y coherente como KDE, pero sí va más allá de lo que la mayoría entendemos por un gestor de ventanas: como muestra, ¡trae integrado un explorador de ficheros! En palabras de los autores:

«Parece existir cierta obsesión con los debates que contraponen los gestores de ventanas a los entornos de escritorio. No importa mucho cómo lo llames [a Enlightenment]. Gestiona ventanas. Hace de compositor. Gestiona archivos. Lanza aplicaciones. Se encarga de la configuración del sistema y la interfaz del usuario».

Vamos, que ni una cosa ni la otra, sino algo intermedio. Como uno de esos cuatriciclos ligeros —los famosos «cochecitos sin carnet»—; con cuatro ruedas y demasiado grandes para ser un ciclomotor, mas no lo bastante para poder considerarlos turismos con todas las letras.

Enlightenment viene con todo lo que se considera imprescindible en un entorno gráfico en 2015: escritorios virtuales, paneles que cuentan con barras de tareas y accesorios diversos —controles de volumen o de temperatura, reloj, etc—, menús de aplicaciones, atajos de teclado, e iconitos para el escritorio. Un vistazo casual a su configuración por defecto probablemente no sorprenda mucho: los elementos más familiares de las interfaces de escritorio desde los lejanos días de Windows 95 siguen aquí, si bien con un aspecto algo más llamativo.

Precisamente sobre este último punto, la estética, descansa uno de los pilares fundamentales de Enlightenment. Los autores pensaron en el uso de temas gráficos ya desde sus inicios, de modo que en esta faceta el gestor resulta muy flexible y permite creaciones realmente elaboradas. En ellas hay lugar para gradientes, relieves, animaciones, reflejos y otros efectos de luz, transiciones entre imágenes... En versiones recientes incluso han incorporado un motor físico, Ephysics, que imagino que se usará para dar forma a nuevas e insospechadas golosinas visuales.

El otro puntal sobre el que se asienta Enlightenment es su sistema de configuración, completamente basado en menús y cuadros de diálogo. Así que esta vez no os veréis obligados a escribir arcanas líneas de texto en algún misterioso fichero oculto; en teoría todo puede ajustarse con unos cuantos clics de ratón. Y nótese que «todo» significa aquí un abanico muy, muy amplio de opciones, porque estamos hablando de un gestor muy versátil. ¿Queréis disponer de varios paneles en diferentes lugares de la pantalla, cada uno reservado para una función distinta? Pues resulta posible, vaya.

Me queda mencionar que gran parte de la funcionalidad de Enlightenment se halla repartida en módulos susceptibles de ser activados o desactivados a voluntad: el pager, el reloj, el control del idioma del teclado, la barra de inicio rápido (IBar)... Y como curiosidad interesante, entre ellos existe uno que permite organizar ventanas en mosaicos.

Primeras impresiones


Captura de Enlightenment

Enlightenment crea automáticamente un menú de aplicaciones. En mi caso fue ese menú gigante que se aprecia en la imagen —y sólo se trata de la categoría Internet—.


Este gestor siempre ha sido notorio por su exquisitez estética. A principios de la pasada década, cuando uno tropezaba con alguna captura de pantalla en Internet que mostrase interfaces coloridas y profusamente decoradas podía estar casi seguro de que se trataba de Enlightenment. No en vano el proyecto nació como reacción a la insipidez de Motif y FVWM, con el objetivo explícito de crear escritorios vistosos.

Y ésas eran más o menos mis expectativas cuando inicié mi primera sesión con el gestor. En cierta forma no quedaron defraudadas: mientras arranca aparece una bonita pantalla de carga, detalle siempre muy efectivo cuando se quiere transmitir la idea de un trabajo sofisticado y bien pulido. Tras unos cuantos segundos de espera —mi ordenador arrastra ya sus años, un Pentium 4 a 2 GHz— me encontré frente a frente con el que iba a ser mi escritorio.

Bien, olvidad E16 —me refiero a la antigua serie de versiones 0.16.x— y el barroquismo de temas gráficos como «BlueSteel»: una instalación básica de Enlightenment que no haya sido retocada por terceros incluye sólo el tema por defecto, basado en tonos oscuros de gris con algún brillo azul como contraste. Una textura vagamente metálica con un sutil gradiente de color servía como fondo. Quedé un poco sorprendido porque no esperaba esa sobriedad. A decir verdad no me atrajo demasiado, se me antojó sombrío y ligeramente agobiante.

Oh, me entretuve bastante jugueteando con el ratón, abriendo menús y paneles e inspeccionando opciones. ¡Hay mucho que toquetear! Y resulta más bien intimidante.

Enlightenment rastrea el sistema en busca de aplicaciones instaladas para incorporarlas al menú principal, como hace también AfterStep. Para ello se guía por las especificaciones de Freedesktop: lee en los directorios predeterminados los archivos descriptivos que instalan la mayoría de programas modernos —uno de tantos podría ser qupzilla.desktop, perteneciente al navegador QupZilla—, y añade la entrada correspondiente al menú dentro de la categoría adecuada. El método funciona bastante bien, y le evita al usuario una tediosa configuración a mano. Aunque en instalaciones de Linux añejas como la mía, en las que las aplicaciones se han ido acumulando en el disco duro formando capas geológicas, el resultado —un menú gigante con muchas subdivisiones y decenas de entradas— no me parece el ideal.

Usando Enlightenment

He convivido con este gestor de ventanas unas seis semanas. «Tiempo más que suficiente para valorarlo de forma exhaustiva», quizás opine alguien... ¡Pues la verdad es que no! Existen muchas posibilidades aquí, y no dudo que una parte de ellas me hayan pasado desapercibidas. Hace falta una larga temporada de uso cotidiano para llegar al momento de exclamar «¡Sí! ¡Enlightenment ya no tiene secretos para mí!».

La mayoría de la gente se acerca a Enlightenment buscando escritorios chulos y sofisticados, así que hablaré un poco más sobre su estética. El tema gráfico por defecto puede parecer algo plomizo a primera vista —ya he dicho que a mí sí se me antojó así—, pero reconozco que no se improvisó a base de caprichos y hay bastante idea detrás: los elementos de la interfaz destacan bien, y ésta posee un aspecto claro y armónico. A partir del tercer día y contra todo pronóstico acabó gustándome... Oh, circulan por Internet muchos otros temas creados por la comunidad, unos mejores que otros; aunque en mi opinión cuesta encontrarlos de una calidad similar al original. Debo señalar asimismo que existen incompatibilidades sutiles entre las diferentes encarnaciones del gestor, tanto entre ramas —es muy posible que un tema elaborado para E19 no termine de funcionar correctamente en E17— como entre versiones menores —0.17.1, 0.17.3, etc—.


Captura de Enlightenment

Otra gran ventaja de Enlightenment respecto a otros gestores de ventanas es la existencia de temas inspirados en Hello Kitty. (La captura no es mía: fuente ).


La configuración, como expliqué al principio del artículo, se realiza mediante menús y diálogos, método en teoría más accesible para el usuario inexperto que los clásicos ficheros de texto. Sin embargo, al final de la corrida pasa lo mismo que en Windows: hacen falta horas de práctica para hacerse un mapa mental de los diferentes paneles y categorías y saber dónde buscar cada posible ajuste. En ocasiones se convierte en un rompecabezas frustrante, como explorar un laberinto; y, de la misma forma que ocurre con los a menudo denostados archivos ocultos de texto —pobrecitos—, la solución hay que rastrearla a menudo en los mundos salvajes de Internet.

Porque claro, ésa es otra: muchos efectos bonitos y mucha versatilidad, pero documentación... Pues prácticamente nada. Una guía de uso para gañanes como yo me hubiese ayudado considerablemente en mis primeras sesiones.

Comentaré también que la estabilidad no resulta perfecta, sufrí algún cuelgue ocasional; si bien la mayoría de las veces logré reiniciar Enlightenment desde la consola sin perder mi sesión gráfica. Desconozco los motivos, claro, aunque lo cierto es que mi sistema resulta en 2015 un tanto atípico, y para encajar este gestor en él me vi obligado a descartar bastantes cosas durante la compilación. Más o menos previsible, puesto que dudo que los autores tengan entre sus prioridades la compatibilidad con un Pentium 4 provisto de una Nvidia TNT2 del año 1999.

No obstante, resulta que en una máquina tan limitada como la mía, ¡Enlightenment funciona! El consumo de memoria RAM y ciclos de procesador es más bien discreto. Incluso experimenté un poco activando la composición del escritorio y usando sombras para las ventanas, pero sufrí un cuelgue al poco rato; lo cual supongo que confirma que al gestor no le agrada demasiado mi arcaica tarjeta gráfica.

Para el problema mencionado antes del menú gigante de aplicaciones, Enlightenment propone una solución: otro menú diferente, llamado Aplicaciones Favoritas, que el usuario puede construir a su gusto. Bastante práctico, sobre todo porque además es posible invocarlo con un único clic derecho sobre el fondo del escritorio.

Me quedan un par de conceptos que convendría detallar un poco más: los módulos y los gadgets —en algún texto por ahí los llaman también widgets—. Ya expliqué más arriba que muchas funciones de Enlightenment se hallan implementadas en piezas independientes, que al usuario se le permite utilizar a voluntad. De modo que uno dispondrá de una barra de tareas sólo si carga el módulo correspondiente —por defecto viene activado—, y lo mismo sucede con la bandeja del sistema o el paginador. Los gadgets, por otra parte, son accesorios que se dibujan directamente sobre el escritorio. Ambas categorías se solapan: una vez puesto en marcha el módulo del reloj, por ejemplo, resulta posible dejarlo en un panel o convertirlo en un gadget —o, para más diversión, ambas cosas—.

Como ocurre con los temas visuales, siempre queda la opción de buscar en Internet nuevos módulos programados por gente voluntariosa. A mí me ha gustado uno llamado Forecasts, que conecta con www.weather.com para mostrar el pronóstico del tiempo en tu ciudad más cercana; informativo, y queda bien como gadget en el escritorio. Hay más esperando por ahí, claro.

En fin, como veis Enlightenment es complejo y no se domina en dos tardes. Yo confieso que al principio me vi perdido, y necesité algunos días para comenzar a encontrarme cómodo. Supongo que al resto de gente novata le sucederá lo mismo.

Opciones de personalización


Captura de Enlightenment

Otro tema visual diferente, con colores algo más alegres. Y como ya he explicado, existen muchos cuadros de diálogo para que el usuario adapte Enlightenment a sus preferencias. Arriba a la izquierda aparece Terminology, un emulador de terminal desarrollado por el mismo equipo que el gestor.


¡Muchas! Modelo de enfoque, atajos de teclado y funciones del ratón, aspecto..., y además las relativas a cada módulo. Y como propina, facetas del sistema que normalmente quedan fuera del alcance de un gestor de ventanas: idioma del teclado, iluminación de la pantalla —en portátiles—, etc. Un usuario imaginativo puede prepararse un escritorio personalizado que combine tantos paneles con accesorios y gadgets como desee; y existe mucho espacio para ocurrencias absurdas.

Todo ello se ajusta de forma gráfica, desde la misma interfaz del gestor. ¿Más fácil que escribir líneas de texto en un archivo de configuración? Quizás... Aunque antes o después se os presentará la necesidad de consultar una guía.

Documentación

... y Enlightenment no adjunta ninguna. No hay apenas documentación dirigida al usuario casual, ni en el paquete del código fuente ni en la página web oficial. Buscaos la vida.

De todas formas, la comunidad de Bodhi Linux ha escrito algunos útiles tutoriales.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

Enlightenment cae en un terreno intermedio entre lo que tradicionalmente conocemos por gestores de ventanas y entornos de escritorio. Sin embargo, va evolucionando hacia lo segundo. Entre las librerías que le sirven de base se encuentra un toolkit susceptible de utilizarse para elaborar otros programas, y se aprecia además cierto interés en ello.

Yo lo recomendaría a aquellas personas que han decidido que un gestor de ventanas tradicional se les queda corto, pero tampoco quieren lidiar con el peso y la complejidad de algo como KDE. Y que buscan, ya de paso, un mínimo de sofisticación estética.

Galería de imágenes

Unas cuantas capturas más para darle colorido al texto y que no quede tan aburrido:

Captura de Enlightenment

Un relajante tema blanco, «R-Alive_White». El reloj está desplegado, y como veis incluye también un calendario.

Captura de Enlightenment

Y otra estética diferente más. En Terminology hay en marcha una partida de Nethack, en la cual el intrépido arqueólogo Bombero_Torero explora las minas de los gnomos.

Captura de Enlightenment

Enlightenment también puede servir como un rudimentario gestor de mosaico, reservando uno o varios de los escritorios virtuales para este modo de trabajo. Ya de paso, comprobaréis que en la captura se muestran dos paneles en los bordes superior e inferior de la pantalla.

Captura de Enlightenment

Este otro tema, «A Vision», se convirtió en mi favorito. Me encantan esos tonos suaves. A la izquierda podéis ver dos gadgets: uno llamado Forecasts que muestra información meteorológica, y un calendario.

Captura de Enlightenment

Cambiando el fondo del escritorio. Es posible escoger varios, uno para cada escritorio virtual.

Captura de Enlightenment

Y para añadir un poco más de variedad, aquí tenéis una instalación antigua de Enlightenment, de la serie 0.16.x; en apariencia muy diferente a E17 y el resto del desarrollo moderno. Hay un pager a la derecha, y colorido por todas partes. (La captura no es mía: fuente ).

Recursos adicionales

Páginas de interés para todo usuario de Enlightenment:

Everything for your Enlightenment Desktop
Exactamente lo que dice la publicidad: temas gráficos, paquetes de iconos, fondos de pantalla, aplicaciones... En efecto, todo para tu escritorio Enlightenment.
rElighted - recolored E default theme
El tema por defecto de Enlightenment es gris con brillos azules como contraste. Pero si el azul no os convence, de esta página podéis descargar variantes con el color que deseéis.
Bodhi Linux How To...
Los autores de Enlightenment no han escrito ninguna guía de uso para usuarios novatos o similar, o al menos yo no he sabido encontrarla. La gente de Bodhi Linux, sin embargo, ha cubierto ese hueco. De modo que si necesitáis resolver alguna duda cotidiana deberíais acudir primero aquí.

 

Artículo escrito el 18 de septiembre de 2015.


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