• Mosquito

Versión analizada

0.5.43, publicada en junio de 2001.

Estado actual

Lleva abandonado desde 2001. La página oficial todavía existe, pero no puede decirse que sea muy informativa —probablemente nunca lo fue—. No parece que Mosquito tuviese demasiada difusión: no lo he encontrado en ningún repositorio de paquetes, ni siquiera en uno tan completo como el de Debian. Incluso en sus mejores tiempos sus usuarios cabrían todos en un taxi.

(Nota de noviembre de 2014: Pues ahora compruebo que la página del gestor ha desaparecido. Y no viene de ahora: Giles Orr ya se dio cuenta a finales de 2011. Era una muerte anunciada, de todas formas. Los curiosos pueden encontrar una réplica en The Internet Archive.).

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No No Parcial 1 No

1 No todas consiguen convivir en armonía en el dock.

Descripción


Captura de Mosquito

Así comenzaron mis aventuras con Mosquito: colores chillones, y un iconito que representa una bomba para aniquilar las ventanas indeseables.


Mosquito es un gestor de ventanas minimalista, sin más dependencias que las librerías básicas del X Window System. A primera vista puede parecer muy árido, pero resulta más completo de lo que aparenta: cuenta con un sistema de menús, escritorios virtuales, atajos de teclado, y un rudimentario dock para alojar miniaplicaciones o dockapps.

Da numerosas opciones para manejar las ventanas, a pesar de que cada una cuente sólo con dos iconitos —uno para minimizarla, otro para cerrar la aplicación—. Como muestra, es posible hacer que una ventana se muestre en todos los escritorios virtuales —útil para un reloj, por ejemplo—; o «sombrearla», reducirla hasta dejar visible sólo la barra del título. Esto, sumado a los atajos de teclado oportunos, podría convertir a Mosquito en un entorno de trabajo bastante eficiente; en teoría, al menos.

Hay varios menús. Clicando sobre el escritorio con el botón derecho del ratón aparecerá el menú de iniciar aplicaciones —sus contenidos, obviamente, vienen definidos por el usuario—. Pulsando el botón izquierdo, veremos el menú de iconos, necesario para recuperar ventanas minimizadas. El botón central revelará el menú relativo al dock. Y, por último, clicar con el botón derecho del ratón en la barra del título de cada ventana mostrará el menú de opciones de ventana: maximizarla, sombrearla, etc. La estética de estos menús es un tanto especial, y choca al principio: un recuadro negro rodeado por una banda naranja y otra púrpura. No se trata de una combinación bonita, pero hay que reconocerle un mérito, y es que consigue que los menús destaquen y no se confundan entre los demás elementos del escritorio; es casi la única virtud que se me ocurre, claro. Probablemente fue un apaño provisional hasta que el autor implementase algo mejor; sin embargo, y como veremos más adelante, Mosquito quedó como un trabajo a medias, y ese «algo mejor» jamás llegó.

Este gestor se configura mediante un archivo de texto llamado mosquitorc. Por alguna razón, y rompiendo con la costumbre, no se trata de un fichero oculto en la carpeta raíz del usuario, sino que debe guardarse en el directorio de instalación del gestor de ventanas. Así que no parece posible, por ejemplo, mantener distintas configuraciones para distintos usuarios..., a no ser que cada usuario posea su propia copia de Mosquito; claro que en ordenadores que sólo usa una persona esto no supondría un gran inconveniente. Por lo demás, la sintaxis de mosquitorc resulta simple y bastante obvia, y además el autor tuvo el detalle de añadir comentarios explicando las diferentes secciones. Cosa necesaria, porque Mosquito es como un cepo para pájaros: manipúlalo mal y te pillarás los dedos, ya que no existe ninguna comprobación de errores, y simplemente se interrumpirá si encuentra alguna opción incorrecta. Afortunadamente no es difícil hacerlo bien.

Ya he mencionado que Mosquito quedó abandonado en 2001, y el autor dejó mucho trabajo pendiente. El dock para alojar accesorios —similar en su planteamiento al de Window Maker, o al slit de Fluxbox— funciona de un modo limitado, por ejemplo. Entre las muchas cosas que quedaron pendientes está una colocación más inteligente de las ventanas —por defecto, se abren siempre en la esquina superior de la pantalla—, añadir nombres a los menús, y escribir documentación.

Instalación


Captura de Mosquito

Una sesión normal de trabajo. Bueno, no tan normal: ahí aparece Xcruiser, un explorador de archivos que no sirve para nada pero es divertido de ver en capturas de pantalla.


Esta parte fue algo complicada. Mosquito no figura en ningún repositorio de paquetes del que tenga noticia, así que me descargué el código fuente de lo que queda de la página web del autor. Compilarlo en un sistema moderno resulta una tarea problemática, porque falla en versiones recientes de GCC; sin embargo, finalmente lo conseguí usando GCC 3.3. También tuve que modificar el fichero src/Makefile, y definir ahí la variable MOSQUITOHOME.

Quien tenga curiosidad y quiera ahorrarse parte del trabajo puede probar los binarios que compilé yo. No deberíais cambiar el directorio de instalación —/usr/local/share/mosquito—, porque si lo hacéis probablemente no funcionará, por ser incapaz de localizar el fichero mosquitorc.

(Nota de noviembre de 2014: Veo que el código puede ser procesado por un compilador mucho más actual —GCC 4.6.4— haciendo algunos cambios triviales. Basta con quitar cuatro o cinco paréntesis en otras tantas líneas repartidas en tres archivos, Manager.cpp, Popupmenu.cpp y Rootpopupmenu.cpp. Los mensajes de error explican exactamente dónde).

Primeras impresiones

Mis primeros intentos de poner en marcha este gestor de ventanas terminaron en «violación de segmento», por unos motivos u otros: al principio porque era incapaz de encontrar el fichero de configuración, mosquitorc —que DEBE hallarse en el directorio de instalación, definido al compilar Mosquito—, y luego por pequeños errores en él, fácilmente corregidos.

Después de estas tentativas fallidas y de arreglar algunas cosillas en el archivo de configuración, Mosquito se me reveló en toda su gloria: un escritorio vacío, con el bonito fondo de piezas de ajedrez que escogí al retocar el fichero mosquitorc. Clic con el botón derecho en el escritorio para invocar un feo menú de aplicaciones, e iniciar una. Y esto es todo...

Tras ejecutar una terminal y comenzar una sesión normal de trabajo, noté algo extraño: mover ventanas por el escritorio requería bastante esfuerzo por parte del ordenador, y no era raro ver el uso de la CPU por encima del 50-60%. Mi máquina es vieja, pero 800 MHz y 384 MB de RAM deberían bastar para mover ventanas por la pantalla de forma fluida, sin atragantarse como un motor mal ajustado. Al final, vi que la culpa era de la opción «OpaqueMove» del archivo de configuración, que obliga a Mosquito a realizar un desplazamiento opaco de las ventanas —esto es, dibujando sus contenidos mientras las arrastramos con el ratón, como sucede por ejemplo en Windows—; sustituirla por «InteractiveMode» solucionó el problema.

De todos modos, no puedo decir que Mosquito me gustase: su aspecto general se me antojaba un tanto extraño, me sentía torpe con él, y pronto encontré algunas de sus limitaciones. No esperaba llegar a acostumbrarme a su modo de funcionar, y desde luego no tenía previsto usarlo más de un par de días.

Usando Mosquito


Captura de Mosquito

Mosquito, con un montón de terminales ejecutando cosas diversas. (La captura no es mía, la hizo el autor y procede de la antigua página oficial).


Para mi sorpresa, me acostumbré: maravillaos ante la adaptabilidad del ser humano. No sólo eso: logré encontrarme más o menos a gusto trabajando con este gestor de ventanas. Lo único que sucede es que me llevó algún tiempo descubrir la configuración que mejor encajaba con mis hábitos, y que casualmente es casi la contraria que definió el autor.

Como podéis suponer de un proyecto inconcluso, Mosquito tiene sus carencias. Algunas pueden esquivarse, con otras sólo cabe la resignación. Por ejemplo, las ventanas no cuentan con un iconito para maximizarlas, y esto debe hacerse mediante el menú de opciones de ventana; podemos definir una combinación de teclas para ello —uno de los aciertos de Mosquito es precisamente su sistema de atajos de teclado, potente y bastante flexible—. Sin embargo, con el dock estáis sin suerte; algunas aplicaciones funcionan correctamente en él, otras —WmAppl , por ejemplo— no, y además siempre se muestran en primer plano, por encima de todas las demás ventanas. Mosquito interfiere también de forma desconcertante con algunas utilidades; resulta imposible cerrar aplicaciones con xkill, y la operación de arrastrar objetos en programas basados en GTK2 falla por alguna razón —si usáis cosas como ROX Filer esto supone un inconveniente considerable—.

Con todo, puede llegar a ser un gestor de ventanas bastante cómodo. No existe barra de tareas, pero el menú de aplicaciones minimizadas, que aparece al pulsar el botón izquierdo del ratón sobre el escritorio, es un buen sustituto. Para algunos detalles, eso sí, debe recurrirse al teclado; ir de a un escritorio virtual a otro, por ejemplo. Por eso es importante contar con una serie bien pensada de combinaciones de teclas; trabajar sólo con el ratón puede hacerse engorroso.

Y ya que hablamos del teclado, configurarlo en el fichero mosquitorc no es tan fácil como debería; y esto sucede porque en dicho archivo las teclas deben ir referidas por su código de teclado, y no por su nombre. Así, en lugar de escribir «F1» teclearíamos «67», y para aludir a [Return] «36». Para ver qué código corresponde a cada tecla, Mosquito incluye un programita externo llamado xgetkeycode: ejecutadlo desde una terminal, e id probando teclas para averiguar sus respectivos códigos.

Por último, me quedaría comentar que es posible, en el archivo mosquitorc, especificar qué programas se ejecutarán automáticamente junto con el gestor de ventanas. Útil para añadir fondos de escritorio, terminales y otros accesorios.

Opciones de personalización

Relativas a la estética, la única existente es definir el gradiente de colores que adorna las barras del título de las ventanas. No pueden modificarse los colores de los menús, o si se puede yo no he encontrado la manera: es una pena, porque lo están pidiendo a gritos...

Los fondos de escritorio deben colocarse mediante una utilidad externa, como xsetroot, XV o similares.

¿Cosas más importantes que se pueden ajustar a nuestros gustos? El modelo de enfoque, por ejemplo, o el modo de mostrar el desplazamiento de las ventanas —opaco o transparente—. De los atajos de teclado ya hemos hablado, y son fundamentales. Y obviamente también resulta posible —y necesario— cambiar el contenido del menú de inicio de programas.

Aciertos

Inconvenientes


Captura de Mosquito

Y este otro pequeño menú se ocupa de añadir o quitar accesorios del dock.


Conclusión

Mosquito quedó inacabado y abandonado allá por 2001. Duerme olvidado desde entonces, como la Ciudad sin Nombre en los desiertos de Arabia...

El proyecto prometía, e incluso en su estado experimental resulta más o menos usable. Obviamente no lo recomendaría como gestor de ventanas habitual porque sus carencias terminan pesando, sobre todo si usáis aplicaciones basadas en GTK2. Además, ponerse a compilar código tan viejo en sistemas actuales no es un plan que vaya a seducir a todo el mundo.

Descargas

Para las cuatro o cinco personas de entre una población mundial de siete mil millones que tal vez se interesen por este gestor de ventanas:

 

Artículo escrito el 5 de abril de 2011.
Revisado el 19 de noviembre de 2014.


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