• Larswm

Versión analizada

7.5.3, publicada en julio de 2004.

Página oficial

Desaparecida en combate, si bien es posible visitar una réplica en The Internet Archive .

Estado actual

¿Abandonado? En el momento de escribir esto, hace casi ocho años que se publicó la última versión; es mucho tiempo sin noticias. Además, la página web del proyecto parece que ya no existe. Por lo tanto, sospecho que sí.

Características resumidas

Esc. Virt. Menús Temas Flotantes Títulos B. de estado Manejo
No No Dinámico

Descripción


Captura de Larswm

Tal que así luce Larswm, aunque en este caso sólo estoy usando ventanas flotantes, una de ellas maximizada en vertical.


Larswm es un gestor de ventanas de mosaico, creado por Lars Bernhardsson a partir del venerable 9wm; la mayor parte del trabajo lo efectuó probablemente a finales de la década de los noventa y principios de la siguiente.

¿Y cómo funciona exactamente Larswm? Voy a intentar explicarlo de forma comprensible:

Cada escritorio virtual —por defecto son cuatro, aunque esto puede cambiarse— divide las ventanas en dos conjuntos que se manejan por separado: las flotantes, y las que forman parte del mosaico. Naturalmente resulta posible mover una ventana de uno a otro, usando la combinación de teclas correspondiente.

El mosaico, además, está partido verticalmente en dos áreas bien diferenciadas. A la izquierda, ocupando la mayor parte de la pantalla, encontramos lo que podríamos llamar «área de trabajo»: sirve para mostrar con un tamaño cómodo la ventana —sólo una— que en cada momento necesite más atención por parte del usuario. Ahora mismo, por ejemplo, se trata del editor de textos que estoy empleando para escribir este artículo. Y en el espacio restante, a la derecha, disponemos del «área de pila», donde se amontonan las demás ventanas del mosaico, esperando su turno. En realidad, se trata del mismo concepto que ya describí al comentar 2wm, si bien Larswm lo implementa de un modo sutilmente distinto. Y, bueno, supongo que las imágenes que adjunto aquí lo dejan bastante claro.

Existe también una discreta barra de estado en el borde inferior de la pantalla, que muestra el título de la ventana que posea el foco, el nombre del escritorio virtual actual y algo de información general sobre la sesión —si hay alguna ventana oculta, si resulta posible pasar eventos del ratón a ventanas no enfocadas, este tipo de detalles—. Ofrece asimismo la posibilidad de agregarle un reloj, ejecutando para ello larsclock, un pequeño programita externo que se distribuía con Larswm. ¿Y más? Hey, usando algo de vudú, ¡hace cosas! Pero hablaré de ellas un poquito más bajo; por ahora, baste decir que esta humilde barra tiene más importancia de la que aparenta.

El manejo del gestor se efectúa mediante el ratón y el teclado, aunque descansa más en este último. De hecho, probablemente resultaría posible prescindir del ratón y usar solamente atajos de teclas, porque los hay para cubrir todas las funciones de Larswm, incluso si se trabaja con ventanas flotantes.

Larswm hereda el modelo de enfoque de 9wm: como en Windows, consiste en clicar sobre las ventanas para traerlas a primer plano y trabajar con ellas. La que se halle seleccionada en cada momento aparece resaltada con un borde de color rojo.

Por lo demás, Larswm cuenta con un archivo de configuración, llamado, como era previsible, .larswmrc. No hay mucho que explicar de él: su sintaxis resulta muy simple, y basta una mirada para comprenderla. Además, si por algún motivo no lo tenéis, ejecutar en una terminal algo como «larswm -defaults > ~/.larswmrc» crea uno listo para ser modificado.

Y sólo me queda mencionar los menús... Para mostrarlos, Larswm recurre a otro programa independiente, también distribuido con el gestor, denominado larsmenu. Es bastante rudimentario y de estética austera, pero hace lo que se espera de él.

Primeras impresiones


Captura de Larswm

Un mosaico con cuatro ventanas. A la izquierda, en el área principal, el reproductor de música Xhippo . Y a la derecha, dos terminales transparentes (Aterm) y una instancia del editor de textos Leafpad.


Un poco desconcertantes... Veréis, Larswm es un gestor de mosaico, como bien lo describe la página de manual ya en su encabezamiento. Sin embargo, cuando lo arranqué por primera vez y me puse a abrir ventanas, todas ellas eran consideradas flotantes y aparecieron formando una pila en el centro de la pantalla.

¿La razón? Bueno, resulta que Larswm funciona un poco al revés que otros gestores de su estilo. En lugar de incluir automáticamente en el mosaico a cualquier aplicación que cree una ventana, salvo las excepciones que haga el usuario, sigue el camino opuesto: todas las ventanas son tratadas como flotantes hasta que se especifique lo contrario, bien en el archivo de configuración —con lo que el cambio resulta permanente—, bien anclándolas a la cuadrícula de forma manual, con la combinación de teclas correspondiente.

Exacto, se trata de otro de esos casos de «debí ojear antes la documentación»... Lo cierto es que sin ella no iréis muy lejos: otras interfaces gráficas pueden aprenderse de forma intuitiva, simplemente experimentando y clicando aquí y allá, pero Larswm requiere algunas consultas a su página de manual, para familiarizarse al menos con los conceptos y combinaciones de teclas esenciales. El ratón posee aquí una utilidad limitada.

Ah, se me olvidaba: la mayor parte de estos atajos de teclado implican a [Ctrl Izq], más [Mayúsc] o [Alt], más una tercera tecla... Muy divertido cuando, por error, uno presiona [Retroceso] cuando no debe y manda toda su sesión de trabajo al infierno, por tratarse de la combinación de teclas que tradicionalmente sirve para decirle al X Window System «¡ciérrate, ahora!». Sí, me ocurrió. Por suerte, se trata de una lección que sólo hace falta aprender una vez.

Usando Larswm


Captura de Larswm

Uno de mis escritorios virtuales, llamado «Internet», y destinado como era previsible a navegadores y a Medit , un editor que empleo ocasionalmente. También podéis ver a Dmenu en funcionamiento, en el extremo superior de la imagen.


He estado conviviendo con Larswm durante algo más de un mes. Felizmente, además. Como otros gestores de mosaico, al principio puede resultar extraño y poco hospitalario, sobre todo para los usuarios que no posean experiencia previa con ellos; pero yo al menos me habitué con cierta rapidez, y actualmente lo considero bastante cómodo, pese a que ciertos detallitos no son totalmente de mi agrado.

Cuenta también con una flexibilidad insospechada: mediante las opciones pertinentes en el archivo .larswmrc, es posible hacer ajustes exclusivos para cada escritorio virtual, u obligar a cada aplicación a abrirse en uno concreto. Por ejemplo, uno de mis cuatro escritorios virtuales se llama «Internet», y tiene unas reglas propias: el área de trabajo —la parte izquierda del mosaico— resulta más grande que en los demás, y mis navegadores —Seamonkey, Opera, etc— se abren siempre ahí.

Respecto a los menús que invoca larsmenu, no me terminan de convencer; los considero un tanto engorrosos, y el caso es que no sé exactamente por qué. Quizás por resultar un poquito más lentos de lo que me gustaría, o porque cada vez que aparece uno de ellos Larswm salta automáticamente al conjunto de ventanas flotantes del escritorio virtual actual. Un usuario ingenioso podría, con un mínimo de esfuerzo, preparar un menú de programas jerárquico, dividido en diversas categorías; pero yo he encontrado más práctico asociar un atajo de teclado —[Windows] más E— a un lanzador como Xrun y ejecutar con él lo que se requiera. O abrir una terminal, en su defecto. Aunque algo como Dmenu también cubriría estupendamente este hueco.

Y ahora toca decir algo más sobre la barra de estado que Larswm muestra en el borde inferior de la pantalla. Además de la información que presenta, sirve también para recuperar ventanas ocultas, pasar de un escritorio virtual a otro, o incluso hacer ajustes relativos a la sesión de trabajo. Cada una de estas funciones requiere de una combinación distinta de teclado y ratón, y muchas se hacen accesibles mediante una especie de sistema de menús que va mostrando, dentro de la barra de estado, una entrada diferente con cada pulsación. Se trata de una interfaz bastante extraña, y yo necesité leer la documentación y hacer algunos ensayos para comprender su funcionamiento.

Y hablando ya más en general... Disponer las ventanas en mosaico está muy bien cuando se trata de terminales, editores de textos y otras utilidades similares, que no deben preocuparse demasiado por mostrar gráficos. Al fin y al cabo, el texto suele ser un elemento más bien «líquido»; es decir, los párrafos de un escrito pueden adaptarse a muchos tamaños y seguir resultando legibles. La representación de tablas e imágenes, en cambio, no ofrece la misma flexibilidad, y para verlos con cierta comodidad a menudo se requieren ventanas grandes y, sobre todo, con una anchura mínima. Por ello, utilidades como navegadores o exploradores de archivos funcionan de un modo poco natural encajadas en un mosaico —hay excepciones, sin embargo—, y otros programas como GIMP se vuelven casi inutilizables así.

Por tanto, no creo que sorprenda a nadie si afirmo que esa premisa básica de Larswm que ya he explicado, «todas las aplicaciones crean ventanas flotantes salvo que se indique lo contrario», se me antoja bastante sensata. Yo solía usar mosaicos solamente para mis terminales, navegadores web y editores de textos, que en realidad son las tres cosas que casi nunca faltan en mis sesiones. A los demás programas los dejé con sus ventanas flotantes; tratándose de herramientas con un uso por mi parte mucho más esporádico, nunca llegaron a ser demasiadas.

Opciones de personalización

Más de las que podría parecer a primera vista, aunque con algunas omisiones que encuentro curiosas: no es posible cambiar el modelo de enfoque, ni el resaltado que distingue la ventana activa de las demás. Este último detallito posee su relevancia, porque uno ya no tiene quince años y va perdiendo agudeza visual, y un borde rojo de sólo un píxel de ancho no destaca lo suficiente.

Pero sí, casi todo lo demás puede ajustarse a vuestro gusto. Los colores de la barra de estado, la mayoría de los atajos de teclado, y muchos otros aspectos del funcionamiento de Larswm. Algo que siempre me gusta es la posibilidad de configurar nuevas combinaciones de teclas para lanzar otras aplicaciones.

Para todo esto, como ya he explicado, existe el archivo .larswmrc.

Documentación


Captura de Larswm

Otra captura de Larswm. Sobre el mosaico aparece el conjunto de ventanas flotantes, en la mitad superior de la imagen tenéis mi sencillo menú de aplicaciones.


El gestor incluye varias páginas de manual, una para él y otra para cada uno de sus accesorios: larsmenu, larsclock y larsremote. Bastante completa, explica todo lo necesario para funcionar. Con el código fuente venía adjunto, además, un archivo .larswmrc de ejemplo.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

Pues hasta aquí el comentario de hoy... No sé qué más decir. Larswm es bastante flexible pero, como otros gestores de su tipo, parece más indicado para escritores, programadores y demás gente que trabaje fundamentalmente con texto. Al menos ésa es la impresión que me queda, si bien podría ser equivocada.

Descargas

Un par de cosillas para la gente que quiera probar este gestor de ventanas:

 

Artículo escrito en mayo de 2012.


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