El Patchlevel 9
, aparecido en algún momento entre enero y mayo de 1989 —esto puede comprobarse en el siguiente catálogo de software de la época —. Corresponde al fichero awm2pl9.tar.gz que se esconde en algunos rincones de Internet.
Abandonado probablemente desde 1989, olvidado por el mundo poco después. Sólo encontraréis menciones de él en alguna guía antigua del X Window System, o entre coleccionistas de gestores de ventanas como Giles Orr o Matt Chapman
. En 2010 un tal Peter Tribble actualizó un poco el código
para poder ser compilado en Solaris. Y en febrero de 2016 yo estoy escribiendo este artículo después de haberlo usado un par de semanas. Y eso es todo, chicos: para el resto del género humano Awm ya no existe.
Esc. Virtuales | Menús | Iconos | Temas | Dockapps | At. de teclado | Barra de tareas |
---|---|---|---|---|---|---|
No | Sí | Sí | No | No | No 1 | No |
1 Combinaciones de botones del ratón con teclas modificadoras —[Alt], [Ctrl], etc—, nada más.
El fondo de escritorio es la única concesión a la modernidad que veréis aquí. Lo demás, unas cuantas Xterms, el venerable Clock en una esquina, dos ventanas iconizadas justo debajo, y el menú de Awm desplegado.
Esta vez tendremos que remontarnos atrás, muy atrás, a una década mítica de la que hay pocos registros directos en Internet. Yugoslavia existía, Manuel Fraga también, los fabricantes de hombreras y lacas nadaban en la abundancia, y la informática era una secta esotérica de gente barbuda que escribía programas con texto cuneiforme en tablillas de arcilla... Me refiero a los años ochenta, claro.
Awm significa Ardent Window Manager
, y es un descendiente del Uwm —Ultrix Window Manager
— de 1985. La mayor parte de su desarrollo se llevó a cabo entre 1987 y 1988 en las dependencias de la Ardent Computer Corporation , un fabricante poco conocido de supercomputadoras que cerró a mediados de los noventa; y corrió a cargo de uno de los futuros fundadores de FreeBSD, Jordan Hubbard
. Awm consiguió cierta circulación entre los usuarios de Unix de finales de la década, y en algunos sistemas se distribuyó como una opción más junto a Uwm y las primeras versiones de Twm; sin embargo, cayó en desuso poco tiempo después, reemplazado por otros entornos más sofisticados.
A grandes rasgos podríamos considerar a Awm como una especie de eslabón intermedio entre Uwm y Twm, de los que ya he hablado en otros artículos. Porque en sus capacidades viene a situarse entre ambos: hereda la estética y el funcionamiento más básico de Uwm, e introduce características nuevas —la más llamativa de ellas, decoración para las ventanas con iconitos de control completamente personalizables— que apuntan en la dirección general de Twm.
Veamos sus características más sobresalientes:
La configuración se halla dividida en dos partes. Por un lado encontramos los menús y las funciones de la interfaz, que se especifican en el fichero ~/.awmrc, oculto en el directorio raíz del usuario. Y por otro están los ajustes estéticos —fuentes, colores— y algunas opciones generales, que deben definirse mediante el viejo sistema de preferencias para aplicaciones del X Windows System: los Xresources, simples líneas de texto que asignan valores a variables desde los archivos ~/.Xresources o ~/.Xdefaults.
La gran novedad de Awm respecto a su predecesor, Uwm: ventanas con decoración. Aquí estoy ensayando, añadiendo botoncitos de control con nombres tontos que no sirven para nada.
El Ardent Window Manager es casi tan arcaico como Uwm, y pronto cumplirá treinta años. La gente de NetBSD aún incluye en su repositorio unos pequeños parches que facilitan ligeramente la compilación de Uwm, mas Awm no ha tenido esa suerte; desempaquetar el fichero que guarda su código fuente, awm2pl9.tar.gz, equivale pues a abrir la puerta de una cripta que quedó sellada allá por 1989.
Para su compilación se requieren pues herramientas también antiguas. Principalmente Imake —retirado en la edición 7.4 del X Window System, si bien creo que puede seguir instalándose por separado con las actuales—, y alguna versión antediluviana del compilador GCC. Yo he utilizado lo siguiente en mi Vector Linux de 2007:
Y en Gentoo he probado con éxito un entorno un poco más moderno... Salvo por GCC: las versiones posteriores a la serie 3.3 fallan.
Ahora, tuve que hacer algunos cambios discretos aquí y allá para poder compilar mi copia de Awm: corregir una invocación a XParseColor
y un par a setpgrp()
, incluir unistd.h en un par de lugares, anular las menciones al fichero inexistente X11/copyright.h... Pequeñas cosas, en realidad, nada importante ni costoso. Dejaré para descargar un parche al final del artículo, por si alguna persona excéntrica desea probar este gestor en su Linux de última generación.
Y después, la compilación en sí:
$xmkmf -a
$make CC=gcc-3.3
$su
Password: #make install
Me queda por comentar otra cuestión importante. En mi experiencia el resultado final del proceso fue una copia disfuncional de Awm, que o bien se interrumpía con una «violación de segmento» cada vez que intentaba leer los menús del fichero ~/.awmrc al arrancar, o bien los mostraba incompletos. La única solución que encontré fue iniciar el gestor mediante DieHard , una herramienta que trata de ejecutar de forma estable programas defectuosos. Por ejemplo:
$ LD_PRELOAD=/usr/local/lib/libdiehard.so /usr/bin/awm
DieHard tampoco es una solución mágica para todo, pero en este caso cumplió perfectamente su cometido.
Esto ya es una configuración más seria, con una simpática calaverita roja para cerrar ventanas. En primer plano tenéis a FileRunner, un viejo explorador de archivos escrito con Tcl/Tk.
Después de resolver todos los inconvenientes que acabo de enumerar, comencé por fin mi sesión inaugural con Awm. Mientras el ordenador cargaba el X Window System —ya, lo sé, en realidad son sólo unos segundos que no dan lugar a mucha tensión dramática— me frotaba las manos. ¿Qué secretos olvidados iban a aparecer en mi monitor? ¿Experimenta una expectación similar un paleontólogo cuando desentierra un colmillo de tiranosaurio?
Y el Ardent Window Manager salió a recibirme con toda la hospitalidad de una interfaz gráfica de la década de los ochenta: ventanas sin decorar, un feo menú cuadriculado con el fondo blanco que saltaba al primer plano al clicar con el ratón sobre el escritorio. Sí, una apariencia y funcionamiento casi idénticos a los de Uwm, primitivos, huraños. Aunque, ¡qué más daba! Yo me sentía alegre, triunfante: código de 1989 ejecutándose en mi ordenador en 2016, la recompensa a unas cuantas horas de experimentos con GCC y consultas a los oráculos de Internet. Awm no parecía demasiado estimulante por sí mismo, ¡pero ahí estaba!
Esa similaridad con Uwm —gestor que yo ya había probado unos meses atrás— me sirvió para desenvolverme con relativa fluidez durante ese bautismo de fuego. No obstante comprobé pronto que resulta un tanto engañosa. Para abreviar la tarea de adaptar Awm a mis preferencias, se me ocurrió que podría copiar sin más mi vieja configuración de Uwm, e ir haciendo los cambios oportunos a partir de ahí. De modo que escribí el siguiente comando, creyéndome más astuto que un zorro siberiano:
$ cp ~/.uwmrc ~/.awmrc
¡Craso error! Awm se interrumpió quejándose de errores de sintaxis... ¿Conclusión? Ambos se parecen, sí, pero no son totalmente compatibles, y extrapolar ciegamente de uno a otro no sirve.
Así que a estudiar el manual...
Una de las primeras cosas que hice fue activar la decoración de las ventanas, porque manejar cuadros desnudos seleccionando opciones en un menú no es realmente lo mío. ¡Mucho mejor! En el extremo superior de cada ventana apareció una barra con su título. Profundizando un poco más encontré la forma de definir botoncitos de control —el manual de Awm los llama gadgets
—, y anduve experimentando a ratos con ellos, hasta llegar a un arreglo que más o menos convenció: dos a la izquierda, para cambiar el tamaño de la ventana y minimizarla, y otro a la derecha para cerrarla. Aunque aquí «cerrar» significa «matar la aplicación sin contemplaciones», casi el equivalente de escribir un «kill -s KILL
» desde la línea de comandos.
Otro escritorio con colores distintos. En él podéis recordar viejas glorias. Abajo, a la izquierda, una barra desplegable de iconos para ejecutar programas llamada Xmtoolbar; a la derecha, bajo el reloj, Xfsm muestra información mis sistemas de archivos; y de propina una versión antediluviana del Gnome Color Browser.
Con un poco de esfuerzo resulta posible convertir a Awm en algo superficialmente parecido a Twm, y de hecho con el código fuente se incluye una configuración de muestra que intenta conseguir eso. Un Twm más tosco y rígido que el original, cierto, pero usable al fin y al cabo. Mientras la persona que se hallase a los mandos no se saliese del guión y tratase de profundizar haciendo ajustes, supongo que podría mantenerse la ilusión... Porque Awm no es Twm, y cuenta tal vez con la mitad de funcionalidad.
Sin embargo, si lo comparamos con su padre, Uwm... ¡Eh, fue un gran paso adelante! Sólo la existencia de decoración —y de decoración además personalizable— ya supone una experiencia muy diferente para el usuario. Otras novedades más discretas contribuyen asimismo a hacer Awm bastante más cómodo que su predecesor: posibilidad de ceñir ventanas a los límites de la pantalla, menús desplegables de verdad, etc.
Por lo demás, y ya que he vuelto a mencionar a Uwm, mi experiencia de hace unos meses con él me sirvió para anticiparme un poco a las peculiaridades que podría encontrar aquí. Por citar una, ambos gestores comparten el mismo problema de las ventanas que se abren con dimensiones ridículas —¿qué os parece el navegador Seamonkey en una línea de 1x138 píxeles?—; suele ocurrir con aplicaciones relativamente modernas, sobre todo las basadas en GTK2 o Tcl/Tk, aunque también con emuladores de terminal como Aterm o Mrxvt. Y el modo de esquivarlo, claro, es emplear cuando sea factible programas construidos con toolkits más antiguos, mayormente Motif o —si buscáis una apariencia aún más cruda y añeja— los X Athena Widgets ; mas en algunos casos —GIMP, vuestro navegador favorito— dudo que encontréis alternativas satisfactorias.
Entonces sí, Awm cumple su misión, a su manera modesta. Aunque probablemente el código no ha envejecido bien, y por ello detalles que funcionaban adecuadamente en 1989 fallan ahora. Por ejemplo, los Xresources: Awm interpreta del modo correcto los más básicos, que corresponden al primer nivel del árbol de opciones —awm.titles
, awm.gadgets
—, mas no los que derivan de ellos —awm.gadget.font
, awm.title.pad
—, así que en la práctica hay elementos sobre los que no resulta posible hacer ajustes. Para remediarlo, yo opté por retocar el código fuente, convirtiendo declaraciones como awm.popup.font
en awm.popup_font
: es una chapuza, sí, y rompe la lógica con la que se organizaron en principio estas etiquetas de configuración —porque al sustituir el punto por el subrayado se elimina esa división por niveles—, pero el fin justifica los medios, tetes.
Casi se me olvida... La colocación de las ventanas se efectúa de forma interactiva, igual que en Uwm o en la configuración por defecto de Twm. Esto significa que cada vez que se abra una hay que delimitar el lugar y las dimensiones que tendrá, arrastrando con el botón central del ratón. Se trata de un método incómodo, sobre todo con programas que se reparten por muchas ventanas —estoy pensando en GIMP, claro— o en sesiones de trabajo concurridas.
Veamos, uno puede escribir todos los menús que se le ocurran con sus aplicaciones y funciones preferidas. Puede jugar con los colores y tipos de letra de la interfaz. Y luego existen opciones que afectan al comportamiento general del gestor: modelo de enfoque, elevar las ventanas al primer plano cuando reciban el foco, ceñirlas a los bordes de la pantalla, etc.
Con los controles para las ventanas o gadgets también hay mucha libertad, aunque a mí todo lo que pase de las operaciones más básicas —minimizar, cerrar— se me antoja poco práctico. Es posible crearlos con etiquetas de texto, o usar iconitos. En este último caso podéis recurrir a imagenes en formato XBM; o bien a la fuente «cursor», incluida habitualmente en las instalaciones del X Window System, que brinda unos setenta dibujitos que se adaptan bien a este menester.
En realidad, Awm resulta más flexible que Uwm en todos los aspectos... Salvo en uno: la opción de destacar con colores propios entradas concretas de los menús aquí ha desaparecido.
Ah, se me olvidaba: la posibilidad de hacer ajustes individuales por aplicaciones. De modo que uno puede especificar que todas las ventanas de Xclock aparezcan sin título, por ejemplo.
La página de manual explica todo lo necesario. Nada de qué quejarme.
La ventana del emulador DOSBox aparece sin título, por el motivo que sea; aunque el programa en sí funcionaba del modo acostumbrado. En el borde izquierdo puede apreciarse lo que ocurre cuando Awm trata de dibujar iconos en color.
awm.windowName.offset
» no tienen efecto. Esto debe estar provocado por alguno de los cambios internos experimentados por el X Window System desde 1989.Y aquí termina este viaje en el tiempo a los años ochenta. Ha sido divertido e instructivo, y para mi sorpresa Awm resulta bastante usable, pese a sus deficiencias y pequeños fallos. No tiene mucho que ofrecer al público de 2016, claro: pese a su versatilidad lo encuentro inferior en todos los aspectos al venerable Twm. Así que no se me ocurre ningún motivo práctico para instalarlo y usarlo.
Ah, y respecto a los ochenta: digan lo que digan ahora, fueron una década como cualquier otra, no molaron tanto. Yo estaba allí para verlo.
Más capturas del Ardent Window Manager en funcionamiento, que después de buscar mucho en Google no he encontrado ninguna:
![]() Un escritorio azul con un gato. Awm muestra menús anidados —cosa que Uwm era incapaz de hacer—, y los iconos de las aplicaciones minimizadas se apilan en la esquina superior derecha. Sustituí la calaverita roja para cerrar ventanas por un letrerito de |
![]() Awm y Facebook, el pasado y el presente se dan la mano pasando por encima de casi treinta años de historia informática. Con Xtmix y el Motif CD Audio Player — |
![]() Poco que destacar aquí, salvo la presencia de reliquias como el navegador de imágenes Danpei o el editor de texto SM/Editor. |
![]() De nuevo mi escritorio felino, ahora escuchando música y escribiendo en NEdit |
Veo muy poco probable a estas alturas que alguien esté interesado en el Ardent Window Manager, pero poco me cuesta dejar aquí el siguiente material: