• Window Maker

Versión analizada

0.95.3, publicada en mayo de 2012.

Página oficial

http://windowmaker.org/

Estado actual

Parecía muerto y abandonado desde la ya lejana versión 0.92.0, aparecida en 2005. Sin embargo siete años después, en 2012, el proyecto ha cobrado nuevos bríos bajo un equipo de desarrolladores diferente..., un poco para sorpresa de casi todo el mundo.

Window Maker fue en su momento —finales de los noventa, principios de la década siguiente— un gestor de ventanas bastante popular, probablemente uno de los más relevantes. Algo de aquello conserva todavía, a pesar de los largos años de inactividad y la migración de muchos de sus usuarios a interfaces más modernas; sigue tratándose de un proyecto conocido.

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No

Descripción

Window Maker nació en 1997 de la mano de Alfredo Kojima, un programador brasileño. Se trata de un intento de llevar a Unix la interfaz gráfica de NeXTStep.

«¿Y qué leches es NeXTStep?», pensará quizás algún lector... La Wikipedia, como siempre, aclara lo esencial . Aquí explicaré que fue un sistema operativo diseñado a finales de los años ochenta y principios de los noventa por NeXT, la empresa que fundó Steve Jobs cuando le echaron de Apple en 1985. Sí, habéis leído bien: a Jobs se le asociará siempre con la marca de la manzanita, pero en realidad, y debido a ciertas disputas internas de la compañía, pasó más de una década en el «exilio» —decirlo así queda como más dramático, ¿no?— y abriéndose camino por su cuenta. Aunque las máquinas y sistemas operativos de NeXT nunca fueron exactamente populares, ni se concibieron para ello, sí resultaban muy innovadores y causaron un gran impacto en la industria. De hecho, parte de ese trabajo sirvió luego, cuando NeXT fue absorbida por Apple, como fundación de Mac OS X.


Captura de Window Maker

Mi escritorio ya configurado, con el menú de aplicaciones abierto. Hay una terminal transparente, unas cuantas dockapps —Wmbluecpu, Wmappl, WmCalClock y Wmxkb—, y un pececillo rojo meditando sobre las injusticias de la vida.


Así que no tiene nada de extraño que alguien quisiera replicar la interfaz de NeXTStep en Unix. Se trataba de un entorno bastante peculiar, que en su momento introdujo numerosas ideas nuevas, y cuya estética y funcionamiento siguen destacando incluso hoy. Como prueba de esta influencia tenemos no sólo a Window Maker sino también a su «hermano mayor», AfterStep, otro proyecto nacido de la misma premisa pero con un enfoque distinto.

¿Por dónde empezar? Window Maker, pese a que su número de versión promete poca cosa, es un programa maduro y ambicioso. En algunos aspectos va más allá de lo que uno esperaría de un simple gestor de ventanas: incluye, por ejemplo, un sistema de configuración muy completo basado en menús y cuadros de diálogo —no hay por qué editar opciones en un fichero de texto si no lo deseáis—, temas estéticos personalizables, e incluso un toolkit propio llamado WINGs y concebido para crear pequeñas aplicaciones.

Una captura de Window Maker en plena sesión de trabajo puede parecer un tanto caótica al primer vistazo, con todos esos iconitos cuadrados alineándose en los bordes de la pantalla. Sin embargo, están ordenados siguiendo un criterio: existen tres áreas diferenciadas para ellos, cada una con su función:

El dock:
Usualmente situado en el borde derecho de la pantalla, y presidido por un icono misterioso que representa algo como un círculo en blanco y negro, sirve mayormente para colocar dockapps: esto es, accesorios reducidos como relojitos, controles de volumen de sonido, medidores de carga de la CPU y demás. Sin embargo, también podéis arrastrar ahí iconos para ejecutar vuestros programas de uso más frecuente, si bien para esto quizás resulte preferible...
El clip:
En el borde izquierdo del escritorio se encuentra otra zona para iconos, con eso, un clip metálico en su extremo superior. Su contenido puede variar según el escritorio virtual en que estéis trabajando, lo cual viene a ser un modo de especificar qué aplicaciones queréis más accesibles en cada uno de ellos.
El área de programas y ventanas minimizadas:
Quizás posea algún nombre imaginativo como las otras dos, pero da igual. En el extremo inferior de la pantalla se irán acumulando los iconos de los programas en ejecución, un poco como en una barra de tareas, y también los que representen a ventanas minimizadas. Los primeros pueden arrastrarse al dock o al clip y convertirse así en accesos directos a vuestras aplicaciones preferidas.

Window Maker cuenta además con un sistema de menús que permite controlar incluso detallitos más bien nimios: cambiar el icono de una aplicación si el que incluye ésta por defecto no os gusta, cosillas así... Por supuesto, entre ellos no podía faltar un menú de aplicaciones personalizable por el usuario, que aparece al clicar con el botón derecho sobre el escritorio, y otro de tareas. Resulta posible «anclarlos», ya de paso, con lo cual pasan a comportarse como una ventana más hasta que el usuario los cierra.

En fin, si tuviese que hacer un resumen con las características más llamativas del gestor, creo que enumeraría las siguientes: configuración mediante herramientas gráficas —menús y cuadros de diálogo—, iconitos cuadrados para representar aplicaciones y ventanas, la importancia de arrastrar con el ratón —uno puede así cambiar de sitio el dock o el clip, o añadirles programas—, y quizás el hecho de parecer un entorno relativamente accesible para gente inexperta.

Primeras impresiones


Captura de Window Maker

Aquí estaba empezando mis aventuras con Window Maker. Su estética por defecto es más o menos así, con estos colores sólidos. Podéis ver encima de las demás ventanas el cuadro de configuración, en inglés: más tarde descubrí cómo ponerlo en español.


Mi experiencia con Window Maker comenzó con un sencillo escritorio azul. A primera vista se me antojó un estilo acogedoramente anticuado: colores sólidos, bloques cuadrados... Claro, el tema gráfico que el gestor emplea por defecto consiste en una réplica más o menos exacta de la vieja interfaz de NeXTStep, así que hay poco de qué sorprenderse. Por supuesto, me gustó: soy ese tipo de persona que en Windows usa todavía el tema clásico —el gris heredado de Windows 95—, porque los modernos me parecen muy feos y visualmente agobiantes.

Una de las primeras cosas que hice fue husmear en los diálogos de configuración de Window Maker; los controla un programa aparte, pero incluido con él, llamado WPrefs. Y entonces me di cuenta: Window Maker no es una chapucilla improvisada en dos tardes por un hacker voluntarioso. Porque WPrefs abarca todo lo necesario y además está bastante bien organizado, se trata de ese tipo de trabajo que requiere cierta disciplina y atención por los detalles, y tiempo para ir puliendo los pequeños defectos que con el uso se van revelando. Me sorprendió encontrar una interfaz tan elaborada, vaya: esta vez, nada de editar archivos de texto con sintaxis exóticas.

Con todo, me topé con un problemilla que no esperaba: el idioma. Window Maker cargaba a veces en español y en otras ocasiones en inglés. Al final, después de dar algunas vueltas, comprobé que en mi sistema la variable global $LC_ALL estaba mal definida. Lo solucioné asignándole el valor de «es_ES@euro», y arrancando después el gestor con el comando «wmaker --locale es». Por fin: diálogos y menús siempre en español.

Debo decir que al principio el manejo de Window Maker me resultó un tanto extraño. No sabía muy bien qué hacer con los iconos que iban creando mis aplicaciones al arrancar, si arrastrarlos al clip o al dock, o dejarlos en el borde inferior de la pantalla... Y tendía a sentirme perdido con más de cinco o seis aplicaciones abiertas en un mismo escritorio virtual —¿cómo acceder rápidamente a las que han quedado ocultas bajo la pila?—.

Usando Window Maker


Captura de Window Maker

El gestor cuenta con diversos refinamientos, como este diálogo para seleccionar la ventana activa que aparece presionando [Alt] + [Tab].


Me ha costado un poquito acostumbrarme a las peculiaridades de este gestor de ventanas, y de hecho no creo haberlo logrado del todo. No me malinterpretéis: Window Maker es, en lo esencial, fácil de configurar y de usar, y yo lo encuentro cómodo y agradable. Sin embargo, posee matices sutiles que aun hoy, después de casi dos meses conviviendo con él, me siguen desconcertando ligeramente.

Por ejemplo, dejé un icono de mi explorador de archivos habitual —ROX Filer— en el clip de mi primer escritorio virtual, para tenerlo más a la vista. Si quiero ejecutarlo, por tanto, basta con un doble clic del ratón... Pero esto sólo funciona así si no hay abierta ya ninguna ventana de ROX Filer; si ya existe una, y deseo abrir una segunda —para mover archivos entre ellas, pongamos por caso—, debo hacerlo clicando sobre ese mismo icono con el botón derecho, y seleccionando la opción «Ejecutar» del menú contextual correspondiente. Se trata de un elemento de la interfaz que se comporta de un modo diferente según las circunstancias, y esto se me antoja, bueno, raro.

Ojo, esto también ocurre con el botoncito de minimizar que aparece en la esquina superior izquierda de cada ventana. Si clicáis sobre él con el botón derecho del ratón, creyendo ingenuamente que desplegaréis un menú contextual, ocultaréis completamente la ventana en cuestión, y sólo podréis recuperarla mediante el menú de tareas. La primera vez que me pasó esto me llevé un buen susto: estaba escribiendo un texto largo con Vim y hacía rato que no lo guardaba...

Cambiando un poco de tema, os divertirá saber que Window Maker incluye algunas golosinas visuales; bastante sencillitas, eso sí. Animaciones esquemáticas al minimizar y restaurar ventanas, desplazamiento de menús, iconos que rebotan..., esas cosas. No resultan muy exigentes con la máquina: mi Pentium III las manejaba felizmente, sin atragantarse. Sin embargo, tampoco puedo decir que estas cursiladas sirvan de verdad para algo, así que una de las primeras cosas que hice fue desactivarlas. Pero puedo entender que haya gente que las encuentre atractivas.

Poco más se me ocurre comentar. Window Maker popularizó en el ámbito de las interfaces gráficas para Unix las dockapps —si bien la idea original, como ya sospecharéis, fue de NeXTStep—, y de él ha ido pasando a otros gestores, sobre todo Blackbox y su prole. Hay muchas, muchísimas, que cubren las más variadas funciones: desde accesorios que todos necesitamos, como relojes, a cosas más exóticas como..., bueno, he visto un calendario lunar, o un acuario con pececitos, o incluso un minitablero de ajedrez. Al principio puede ser tentador coleccionarlas e ir llenando el borde derecho del escritorio con ellas, pero yo descubrí que esto me agobia, y realmente no «necesito» más de tres o cuatro. Esto va con los gustos de cada cual, vaya.

Opciones de personalización

¡Muchas! Window Maker no será FVWM 2, pero sí resulta bastante flexible.

Las más obvias son las relativas a la estética, claro. Es posible cambiar el color de la decoración de las ventanas y los menús, y también escoger el fondo de escritorio —Window Maker incluye un pequeño programa para ello, llamado wmsetbg—. El gestor trae numerosos temas gráficos para elegir, pero si no os gustan podéis crear los vuestros en muy poco tiempo y de una forma muy sencilla.

También hay muchos detalles funcionales que ajustar si uno quiere: atajos de teclado, el contenido del menú de aplicaciones, las acciones de los botones del ratón... Incluso cosillas tan concretas como qué aplicaciones se abrirán por defecto en qué escritorios virtuales.

Lo más llamativo es que todo esto puede hacerse mediante la propia interfaz de Window Maker, y su diálogo de configuración —WPrefs—; aunque construir el menú de aplicaciones de esta forma puede volverse un poco tedioso. Sin embargo, todas las opciones se guardan en archivos de texto dentro del árbol de directorios que parte de ~/GNUstep; éste no resulta grande ni complicado, y uno puede hacerse una ligera idea de qué es cada cosa al primer vistazo.

Documentación


Captura de Window Maker

Window Maker en un monitor panorámico moderno, en Arch Linux. (La captura no es mía: fuente ).


Uno de los puntos flojos de Window Maker: no existe demasiada, y algunos detalles quedan en el aire. Su mayor problema, de todas formas, es que consiste en una serie sin organizar de ficheros de texto y páginas de manual, algunos de los cuales además están algo desfasados.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

Así es Window Maker... Los quince años que tiene a sus espaldas se notan: se trata de un programa bien pulido, y con más funcionalidad de lo que aparenta al principio.

Resulta, además, fácil de usar y configurar. De hecho, es uno de los gestores de ventanas más «amigables» que he probado hasta ahora, y lo veo por tanto bastante recomendable para los usuarios con pocos conocimientos y escasas ganas de complicarse la vida. Y sería todavía mejor en este aspecto si incluyese una buena guía de uso... Supongo que ya debe existir algo similar en algún rincón de Internet, de todas formas.

Claro, su funcionamiento está basado en una interfaz gráfica de hace veinte años, y puede resultar un poco desconcertante para quien esté habituado a cosas más modernas, Windows, KDE o similares. No cuesta mucho habituarse, sin embargo: si alguien quisiera abandonar su completo —y pesado— entorno de escritorio en favor de un humilde gestor de ventanas, creo que Window Maker sería una de mis primeras recomendaciones.

Galería de imágenes

Más capturas de pantalla con Window Maker en funcionamiento:

Captura de Window Maker

Éste sí es mi escritorio, con mis amigos de siempre: Vim, Aterm, y Herrie como reproductor de música. Arriba, a la izquierda, destaca el clip con los iconos de lanzamiento de algunos programas de uso frecuente.

Captura de Window Maker

Otra estética diferente, con un fondo de escritorio inspirado en Nethack. En la terminal se está ejecutando el navegador Elinks.

Captura de Window Maker

Window Maker corriendo en NetBSD. Poco más hay que decir. Bueno, sí, ahí está nada menos que Microsoft Word, operando bajo emulación. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Window Maker

Un fondo llameante, colores vivos, y muchas dockapps en el borde derecho del escritorio. Tomada en 2004. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Window Maker

Existe una distribución de GNU/Linux concebida como demostración de Window Maker, y luce aproximadamente así. La imagen fue tomada en 2013. (La captura no es mía: fuente ).

Captura de Window Maker

Un tema gráfico espacial rescatado de 1999. A la derecha se mezclan dockapps e iconos de inicio de aplicaciones. (La captura no es mía: fuente ).

 

Artículo escrito en septiembre de 2012.


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