• Pawm

Versión analizada

2.3.0, publicada en mayo de 2010.

Página oficial

https://www.pleyades.net/david/projects/pawm

Estado actual

¿Abandonado? En el momento de escribir esto, la última versión publicada es relativamente reciente. Sin embargo, la página del proyecto parece desmantelada, a excepción de un par de enlaces al código fuente. Por lo tanto, yo sospecho que sí.

Características resumidas

Esc. Virtuales Menús Iconos Temas Dockapps At. de teclado Barra de tareas
No No 1 No No Parcial 2

1 Estos iconos no se emplean para representar ventanas minimizadas, como ocurre en muchos gestores de ventanas antiguos, sino para ejecutar aplicaciones.

2 ¡Resulta que existen unos pocos, cinco o seis! La documentación en ningún momento los menciona, se hallan escondidos en el fichero src/keyboard.c del código fuente. (Nota de agosto de 2017).

Descripción


Captura de Pawm

Aquí tenéis a Pawm en toda su gloria, con la barra de tareas desplegada y un bonito fondo de escritorio inspirado en el videojuego Bioshock.


Pawm, el Puto Amo Window Manager, es un gestor de ventanas de enfoque minimalista. Y esta vez, producto de la tierra; el trabajo viene firmado por David Gómez y Raúl Núñez de Arenas Coronado, con una decena de contribuidores ocasionales.

Su funcionamiento está obviamente inspirado en el escritorio de las versiones antiguas de Windows; pero claro, tratándose de un proyecto «minimalista», los autores sólo tomaron los elementos más básicos. Así, Pawm cuenta con una barra de tareas para controlar las ventanas, y añade a cada una de ellas los tres clásicos botones de minimizar, maximizar y cerrar. Y el modelo de enfoque, como ya imaginaréis a estas alturas, consiste en clicar para enfocar, también como en Windows.

La característica más llamativa del gestor, sin embargo, es la posibilidad de usar iconos en el escritorio para ejecutar nuestros programas más habituales; en las capturas de pantalla podéis ver los míos. Esto es importante, porque a cambio Pawm carece de menús... Como último recurso, claro, siempre queda usar una terminal.

Y vale, creo que ya está, ya lo he dicho todo. ¿En esto consiste el minimalismo, no? Si bastan tres párrafos para describirlo, pues sí, supongo que es minimalista...

Bueno, salvo tal vez en lo referente al consumo de recursos del sistema. A ver, antes que nada, y por poner las cosas en perspectiva: Pawm es un programa realmente pequeño para los estándares actuales, y en un ordenador moderno la diferencia entre cinco y diez megabytes de memoria RAM resulta irrelevante. Sin embargo, posee unos requerimientos elevados en comparación con otros gestores de ventanas de prestaciones similares —más del doble de memoria que Karmen, por ejemplo, y sólo un poquito menos que entornos mucho más completos como Fluxbox—; parte de esto se debe al uso de Xft para trabajar con fuentes Freetype .

Configurar Pawm resulta bastante sencillo, y se hace editando a mano el archivo de texto /etc/pawm.conf. Después, para especificar qué iconos aparecerán en el escritorio, hay que crear un pequeño fichero para cada uno de ellos dentro del directorio oculto ~/.pawm/; se trata de un proceso simple pero quizás algo tedioso.

Instalación


Captura de Pawm

La barra de tareas incluye un iconito a la derecha —opcional— para terminar vuestra sesión gráfica. Cuando lo uséis os aparecerá el diálogo de confirmación que veis en la imagen.


En principio no habría nada que destacar aquí: descargué el código fuente de la versión 2.3.0, lo compilé —para ello Pawm emplea CMake en lugar de las habituales herramientas de GNU—, e instalé en el sistema los archivos correspondientes mediante el clásico «make install». Todo muy bien... Pero, cuando fui a probar el gestor, me encontré con que éste se interrumpía nada más comenzar a cargar. Y con él mi sesión gráfica. Y sin ningún mensaje de error que explicase qué ocurría.

Al final, ejecutando Pawm mediante strace, pude averiguar la razón. Al iniciarse, el gestor busca ciertos archivos gráficos —se trata de las pequeñas imágenes requeridas para representar los botones de las ventanas— en el directorio /usr/share/pixmaps; sin embargo, durante el proceso de instalación éstos son almacenados en /usr/share/pawm/icons... Sí, esa tontería. La solución chapucera que se me ocurrió fue hacerlos accesibles mediante enlaces simbólicos, pero sin duda hubiera resultado más elegante editar la línea oportuna dentro del archivo x.c del código fuente de Pawm.

En fin, si alguien quiere probar este gestor de ventanas ya lo sabe.

Primeras impresiones

Bueno, resuelto el problema de los iconos perdidos, y ya con Pawm en marcha... Visualmente me pareció bastante atractivo. Me gustaron los botoncitos redondos, el color azul para la decoración de las ventanas y, sobre todo, el texto con sombreado para los títulos. Por alguna razón se me antojó acogedor.

Claro, hay detalles que no me agradaron tanto. Clicar para enfocar, por ejemplo; puedo vivir con ello, pero encuentro mucho más cómodo que el foco siga al ratón, y de hecho esto lo empleo incluso en Windows —sí, se puede—. El movimiento opaco de las ventanas tampoco se halla entre mis preferencias, porque en mi ordenador resulta bastante lento; por suerte, y al contrario que otras inconveniencias, puede cambiarse.

A pesar de esto, Pawm me causó una buena impresión, y pensé que iba a ser un entorno de trabajo bastante confortable. Sin embargo, después de algunos días de uso comenzaron a hacerse obvios ciertos problemas y limitaciones. Ahora los iré explicando...

Usando Pawm


Captura de Pawm

A la izquierda del escritorio, mis iconos para lanzar aplicaciones, aunque sigue siendo más práctico usar una terminal... También hay un par de ventanas enrolladas.


Bien, este gestor de ventanas carece de menú de aplicaciones; bueno, en realidad no existe ningún tipo de menú. Así que para lanzar vuestros programas tendréis que usar una terminal.

Sí, lo sé, también he mencionado antes iconos en el escritorio para cumplir la misma misión... Pero no me parecen una idea muy práctica, de hecho nunca me lo han parecido; simplemente no son un sustituto aceptable a poder ejecutar directamente aplicaciones desde una línea de comandos en una terminal, o seleccionarlas en un menú bien ordenado. Para empezar, si alguien usa el ordenador para algo más que jugar a World of Warcraft, definir iconos para las utilidades habituales —por pocas que sean, un navegador, un explorador de archivos, un procesador de textos, etc— rápidamente desemboca en un escritorio agobiante lleno de dibujitos, y en el que cuesta orientarse. Además, en una sesión de trabajo normal estos iconos suelen quedar ocultos bajo las ventanas, de modo que para arrancar con ellos algún programa a menudo hay que minimizar primero los demás. Así que, al menos en mi caso, los iconos en el escritorio suponen un detallito llamativo pero mayormente prescindible; en Windows me encuentro casi siempre recurriendo al menú de inicio, y en Pawm..., lo dicho, una terminal.

De todas formas, por experimentar preparé cinco de ellos. En Pawm, cada icono del escritorio viene representado por un archivo dentro del directorio oculto ~/.pawm/; se trata de reducidos fragmentos de texto —cuatro minúsculas líneas— que indican qué imagen se mostrará y con qué etiqueta, qué programa se cargará y dónde se ubicará el icono en cuestión. Y bueno, sí, estos iconos se comportan como uno espera: ejecutan cosas al clicar sobre ellos con el ratón. También pueden moverse libremente por el escritorio, y Pawm recordará sus posiciones entre sesiones, al menos si tenéis la delicadeza de terminarlas con la función que la barra de tareas pone a vuestra disposición para ello.

Bien, ya he explicado por qué los iconos en el escritorio no son mi solución ideal para iniciar programas. No mejoran perceptiblemente la usabilidad de Pawm —mientras que la carencia de un menú de aplicaciones quizás sí la empeora—. ¿Más cosas?

Oh, podría haber vivido felizmente ejecutando mis utilidades desde una terminal y clicando en mis ventanas para enfocarlas; después de todo, ya lo hice con Karmen, y no me disgustó la experiencia. El mayor problema de Pawm, en cambio, es algo mucho más serio: su inestabilidad. A pesar de su número de versión, no parece un proyecto maduro. Por ejemplo, algo que vi con frecuencia: cerrar algunas ventanas puede hacer que el gestor se interrumpa, y con él vuestra sesión gráfica —por algún motivo solía ocurrirme con GIMP—. Como comprenderéis, esto no es aceptable.


Captura de Pawm

Otra estética diferente, sustituyendo el color azul por el amarillo y con otro fondo de escritorio.


Otros fallos no resultan tan enojosos, pero merecen comentarse. De cuando en cuando se producen algunos errores gráficos, que van desde cosillas discretas y sin relevancia, como resaltar con colores incorrectos los botones de las ventanas al deslizar el ratón sobre ellos, a inconvenientes de más entidad. Como muestra de uno de estos últimos, en una ocasión el gestor dejó de actualizar el fondo del escritorio, por lo que éste pronto se convirtió en un basurero de colores aleatorios y fragmentos de ventanas a medio dibujar. En cierto modo fue bastante gracioso.

Respecto a la barra de tareas, poco que criticar: en su configuración por defecto permanece oculta en el borde inferior de la pantalla, y sólo aparece al mover el puntero del ratón hasta allí. En todo caso, puede volverse confuso trabajar con muchas ventanas abiertas, porque no incluye iconitos que indiquen a qué aplicación pertenece cada una.

Y sólo me quedaría añadir que, como gestor de ventanas, Pawm brinda una funcionalidad bastante básica: maximizar, minimizar, enrollarlas dejando visible sólo la barra del título..., y ya. Nada de escritorios virtuales ni detallitos más sofisticados como pestañas, mosaicos y demás. De todas formas, lo que yo más eché en falta —aparte de cambiar el modelo de enfoque, claro— fue la opción de dejar algunas ventanas siempre visibles por encima de las demás, porque no me gusta que mi reloj quede oculto bajo otras aplicaciones.

Opciones de personalización

No muchas, Pawm es en realidad bastante rígido. Todas ellas se especifican en el fichero de configuración, usualmente /etc/pawm.conf.

En lo referente a la estética, bueno, resulta posible cambiar los colores de la decoración de las ventanas, la barra de tareas y los textos. Además, los botoncitos de minimizar, maximizar y cerrar son en realidad imágenes XPM de 20x20 píxeles, que también podéis sustituir a voluntad por otras del mismo tamaño. Así que, respetando el orden básico de los elementos del gestor, hay cierta libertad para experimentar.

Asimismo existen algunos detalles del funcionamiento general de Pawm que el usuario puede ajustar: movimiento de las ventanas opaco o transparente, el comportamiento de la barra de tareas, etc. Sin embargo, no es posible modificar otras cosas importantes como el modelo de enfoque.

Documentación

Lo más parecido a ella son los archivos README y INSTALL del código fuente, que explican de forma somera qué es Pawm y cómo configurarlo. Dado que realmente no hay mucho que decir sobre el gestor —minimalismo, ¿recordáis?—, pues más o menos lo encuentro suficiente. Claro, hubiera sido más elegante una página de manual con la misma información.

Aciertos

Inconvenientes

Conclusión

No quisiera parecer un abuelete cascarrabias en este comentario, quejándome de todo sólo porque puedo hacerlo: «hoy en día no sabéis lo que es trabajar, una guerra teníais que haber vivido, en mi época los tomates sabían a tomate pero sólo podíamos comprar garbanzos...». Hey, Pawm más o menos funciona la mayor parte del tiempo. Pero no, no se me ocurriría usarlo de forma habitual. Como ya he dicho, le falta algo de estabilidad para trabajar en serio con él.

Ah, y los iconos del escritorio para lanzar aplicaciones siempre me han parecido bastante inútiles.

Galería de imágenes

No pensaba añadir más capturas, pero me pareció que el artículo quedaba un poco pobre sin ellas... Nada, aquí van:

Captura de Pawm

Una sesión habitual de trabajo, con Pawm y mis programas de siempre: ROX Filer, Aterm, Chestnut Dialer, el editor de textos Leafpad, etc.

Captura de Pawm

Otra imagen de Pawm. Escuchando a Eskorbuto con Audacious2, recorriendo Internet con un navegador de texto, Elinks.

Captura de Pawm

¿No veis nada raro en la imagen? Pues sí, por alguna razón el fondo del escritorio dejó de actualizarse y se fue llenando de trozos de ventana y otros residuos...

Captura de Pawm

Poco que destacar aquí: el fondo, un pintoresco pueblo marroquí está muy bien, pero los iconos pasan un poco desapercibidos entre tanto detalle. En primer plano, una terminal con el gestor de procesos Htop.

Descargas

Algunas cosillas que pueden venir bien a esas personas intrépidas que deseen probar Pawm por su cuenta:

 

Artículo escrito en febrero de 2012.
Revisado el 28 de agosto de 2017.


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